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Padre Pedro Arrupe, S.J. camino a los altares

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Padre Pedro Arrupe, S.J., camino a los altares[1]

 

El padre general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, anunció a fines de enero del presente 2019 la apertura oficial de la causa de beatificación del padre Arrupe, 28º superior general de la Compañía de Jesús, el 5 de febrero en San Juan de Letrán. Desde su anuncio en el pasado mes de julio hasta la fecha, el jesuita Pascual Cebollada, postulador de la Compañía de Jesús, y su equipo han recogido todos los escritos del padre Arrupe, y han elaborado una lista de más de 100 testigos que pueden declarar sobre él, y se lo han entregado a los censores teólogos para que examinen si hay algo en ellos que vaya contra la fe y costumbres de la Iglesia. Asimismo, también se ha elaborado una lista de todo aquello que lleve el nombre del padre Arrupe, ya sean casas de ejercicios, comunidades, proyectos… «Lo que se pide –continúa– es fama de santidad y signos [favores o gracias]. Se trata de que la gente vea en él no a un personaje importante, que ha tenido mucha responsabilidad, sino a un santo. Se trata de percibir la santidad, es decir, si ha hecho de manera extraordinaria lo ordinario, una vida que destaque por encima de lo normal».

Su biógrafo, P. Lamet[2] nos brinda un bello gesto de su santidad  "además de su  amor a Jesucristo, su humildad, sus nueve años de martirio incruento al final de su vida, su intensa vida de oración: En el reclinatorio de su cuarto se descubrió después de muerto una estampa del Sagrado Corazón con un voto de perfección que había hecho en sus tiempos de joven sacerdote, eligiendo para toda su vida "lo más perfecto", lo más difícil muchas veces. Como por ejemplo, mantener como secretario personal al jesuita que sabía le estaba acusando en el Vaticano. Su entrega, sin pensar en sí mismo, a la Iglesia y la Compañía fue total".

Al historiador no le basta el literato ni el poeta para adentrarse en el santo, necesita del teólogo. Gustavo Gutiérrez definió al P. Arrupe como "uno de los grandes hombres de la Iglesia de nuestra época; alguien que, según la bella expresión de Juan XXIII, supo mirar lejos.

1.     Familia y estudios

Nace el 14 de noviembre de 1907 en Bilbao, en el seno de una familia acomodada, el benjamín de cinco hijos, su padre era arquitecto y su madre hija de un médico, ambos profundamente creyentes. Niño vivaz y estudiante extraordinario, como alumno de los Escolapios con once años entró en la Congregación Mariana, en cuya revista "Flores y Frutos" escribió en marzo 1923 un breve artículo sobre San Francisco Javier, Japón y las Misiones. 

Ese mismo año empezó los estudios de Medicina en Madrid; era un excelente estudiante. Amaba extraordinariamente la música, iba con frecuencia a la ópera y con su hermosa voz de barítono cantaría más tarde en ocasiones especiales, como misionero en Japón e incluso como Prepósito General. Un compañero de estudios le invitó a hacerse miembro de las Conferencias de San Vicente y a visitar familias pobres en los suburbios de Madrid, experiencia que le cala hondamente.

En julio de 1926, durante sus prácticas con los enfermos, viajó a Lourdes, donde fue testigo de tres curaciones extraordinarias: una religiosa paralítica pudo volver a caminar al paso de la custodia; una mujer con cáncer de estómago en estado terminal, curada en tres días; un joven con parálisis infantil que saltó de su silla de ruedas en el momento de la bendición eucarística.

 

2.     Jesuita

Impresionado por las experiencias de Lourdes, maduró su decisión de hacerse jesuita. El 25 de enero de 1927, comenzó su noviciado en Loyola e hizo sus primeros votos en diciembre de 1928. Durante los Ejercicios Espirituales de ocho días en su primer año de juniorado despertó en él la llamada misionera, solicitando en varios momentos ser enviado a Japón.

En 1931, Arrupe comenzó sus estudios de Filosofía en el Colegio Máximo de Oña, Burgos. En 1932 el anticlericalismo republicano llevó a la expulsión de la Compañía de Jesús de España y los jóvenes jesuitas debieron continuar sus estudios en el destierro, en Marneffe (Bélgica). De 1933 a 1936 Pedro Arrupe estudió Teología en el Colegio de Valkenburg, en Holanda, con los jesuitas alemanes. El 30 de julio de 1936, fue ordenado sacerdote con otros 40 compañeros jesuitas de su provincia, pero ningún familiar suyo pudo estar presente en la ordenación, pues en España acababa de estallar la Guerra Civil. En 1936, inesperadamente, su provincial le envió a Estados Unidos a especializarse en ética de la medicina. De 1937 a 1938 hizo en Cleveland (Ohio) su tercera probación.

 

3.     Ese Japón increíble abierto a Cristo

 

El 7 de junio de 1938 recibió la tan deseada carta del General que le destinaba a Japón. Antes de partir para Japón pasó algunos meses de trabajo pastoral en una prisión de alta seguridad en Nueva York, donde en poco tiempo se ganó el corazón de los presos. El 30 de septiembre de 1938, en Seattle, comenzó la travesía hacia Japón. Al llegar, experimentó no pocas dificultades: lengua extranjera, costumbres japonesas, comida japonesa, pero el joven misionero no se echó atrás, sino que siguiendo la tradición de los más venerables misioneros de la Compañía, se sumergió en la cultura japonesa y así se ejercitó en el tiro del arco, en la ceremonia del té, en la meditación Zen y en el arte de escribir japonés. Su primer destino fue de párroco en la ciudad de Yamaguchi, en la región de Chugoku sobre la isla de Honshu.

 

Poco antes de la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial, el 8 de noviembre de 1941, el P. Pedro, sospechoso de ser espía, fue encarcelado. Pasó semanas llenas de inseguridad y privaciones en una prisión militar hasta el 12 de enero de 1942: "Aprendí la ciencia del silencio, de la soledad, de la pobreza severa y austera, del diálogo interior con el huésped del alma -'hospes animae'-, que nunca se me ha mostrado más 'dulcis'". Le conmovía profundamente que los feligreses de su parroquia en Nochebuena se arriesgasen a cantar un villancico de Navidad ante la celda de su cárcel. En una diminuta celda, la figura de Arrupe cautiva a sus carceleros con catequesis improvisadas. Al despedirse de él, una vez obtuvo la libertad, no ocultaron la emoción. Lo cuenta así el propio Arrupe: «Creían emocionarse porque yo me marchaba, y no era así. Era Cristo el que se iba con ellos. ¿Puede haber otra explicación de su tristeza?».

Su trabajo pronto comenzó a dar sus frutos. Primero, en un barracón en Tokio que servía de guardería de hijos de trabajadores por la mañana y de escuela de adultos por la noche. Allí suscitó las primeras conversiones. «Estaba convencido de que la fuerza de sus acciones no dependían de él. Por eso, donde pasaba, dejaba siempre un poco de corazón y como no quería que fuera el suyo, dejaba el corazón de Jesucristo», apunta Lamet. Luego fue párroco de San Francisco Javier, sita en un templo budista abandonado. Sin grandes números de feligreses, optó por descubrir el alma japonesa persona a persona y por organizar eventos para evangelizar a un pueblo poco receptivo al cristianismo. Es importante en este periodo su apuesta por la inculturación, es decir, por entrar en la mentalidad japonesa y, para ello, entre otras cosas, estudia el zen hasta el punto de que adopta su postura característica en la oración.

 

En 1942, el P. Pedro fue nombrado maestro de novicios y pasó a Nagatsuka, cerca de Hiroshima. Allí llevaba una vida sencilla y de gran exigencia, como recuerda el jesuita Alberto Álvarez Lomas: «Le vi con frecuencia limpiando los zapatos de los novicios en la portería durante la siesta. En su modo de vestir y con sus objetos personales llamaban la atención su pobreza y desprendimiento. No dormía más de cinco horas. Todos los días le veía comenzar la llamada hora santa en la capilla. Cada mañana hacía más de una hora de meditación». Hasta que llegó la bomba.

 

El 6 de agosto de 1945 sonaron, como cada día, las alarmas; la ciudad estaba acostumbrada al paso matutino de aviones de combate. Fue testigo de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima: un relámpago, como un fogonazo de magnesio, cortó el cielo. 80.000 personas murieron en el acto; más de 100.000 quedaron heridas.  Sonó también la señal del fin de peligro. Y cinco minutos después se produjo la explosión. Las primeras 24 horas fueron muy intensas, sin dormir, después de haber recorrido la ciudad. Lo primero que hizo al llegar al noviciado fue celebrar la Eucaristía rodeado de heridos dolientes: «Torrentes de gracia brotarían sin duda de aquella hostia y de aquel altar. Seis meses más tarde, cuando, repuestos, todos habían dejado nuestra casa, muchos de ellos habían sido bautizados, y todos habían tenido la experiencia de que la caridad cristiana sabe comprender, ayudar, dar un consuelo que sobrepasa todo aliento humano». El noviciado, distante siete kilómetros del centro de la ciudad, fue seriamente dañado, pero ninguno de los 35 novicios resultó herido. El P. Pedro fue a la capilla y pidió luz al Señor en aquella terrible oscuridad. Decidió convertir el noviciado en un improvisado hospital, retomando los conocimientos de sus interrumpidos estudios de medicina, y en condiciones de lo más primitivo y sin anestesia, tuvo que hacer operaciones muy complejas y limpiar heridas gravísimas. De los 150 pacientes que atendió durante meses, sólo dos murieron.

Son muchos los testimonios de aquel tiempo. Como el de Hasegawa Tadashi, a quien Arrupe curó su cuerpo en carne viva, y que luego pidió el Bautismo y más tarde sería ordenado sacerdote. El del señor Hashimoto: «Fue sin duda la personalidad de Arrupe la que me movió más a convertirme al cristianismo». O el del señor Kato, que se estaba preparando para ser kamikaze: «Arrupe me decía que solo Dios es el dueño de la vida. Cuando vino lo de la bomba atómica, yo estaba a 1.500 metros de donde estalló, y solo. Entonces me acerqué a Arrupe y le pedí el Bautismo».

El 22 de marzo de 1954, fue nombrado Viceprovincial de la Viceprovincia de Japón, que en 1958 fue erigida Provincia independiente y entonces fue su primer Provincial. Poco a poco el número de jesuitas creció en Japón, de 126 en el año 1954 a 426 en el año 1961. El P. Pedro desarrolló una impresionante actividad, para algunos demasiado acelerada, por lo que el gobierno general de la Orden en Roma en 1964 nombró Visitador al holandés Padre George Kester, quien debía elaborar un informe sobre la provincia de Japón. Como General recién elegido, el P. Pedro se convertirá en el destinatario del informe.

4.     General de la Compañía

 

El 22 de mayo de 1965 fue elegido como 28º General de la Compañía de Jesús, después del belga Johann Baptist Janssens (1889-1964), que había dirigido la Compañía desde 1942. Con él se iniciaron en la Compañía los cambios para afrontar los tiempos azarosos y renovadores en los que entraba la sociedad humana y, muy especialmente, la Iglesia después del Concilio Vaticano II, cambios que para muchos no estaban en consonancia ni con la primigenia espiritualidad ignaciana ni con la propia tradición de la Iglesia. Por las decisiones tomadas durante su generalato tuvo que sufrir incomprensiones y contradicciones de todas partes, incluso, a veces, de las más altas instancias de la Iglesia. De hecho, sus detractores llegaron a decir de él que "un vasco (san Ignacio de Loyola) había fundado los Jesuitas y otro los iba a destruir".

Coincidiendo con el Concilio Vaticano II, los jesuitas acuden al lejano oriente para elegir a un nuevo prepósito general, a Pedro Arrupe, que en sus primeras intervenciones públicas, tras mostrar su total adhesión y obediencia a Pablo VI, empieza a dejar ver un nuevo estilo. Dice del diálogo: «Consiste también en saber escuchar». Sobre el ateísmo: «Nuestra posición no es de lucha, sino de diálogo para ayudar a los ateos a superar los obstáculos que les mantienen alejados del conocimiento de Dios […]. A los ateos hay que tratarles con delicadeza». También del progresismo: «Si por progresista se entiende aquel que combate las grandes injusticias sociales existentes en todas las partes del mundo, pero sobre todo en los países en vías de desarrollo, nosotros estamos con ellos en la línea de la doctrina social contenida en las grandes encíclicas».

Las consecuencias no se dejaron esperar. En 1965, al concluir el Vaticano II, había 36.000 mil jesuitas, y diez años después, en 1975 sólo 29.000. Seguiría disminuyendo durante el resto de la década, y también en la de los ochenta, aunque en países como India se acelerase el reclutamiento. A pesar de ello, los jesuitas seguían constituyendo una influencia de primer orden entre muchas comunidades religiosas, tanto masculinas como femeninas. Históricamente habían desempeñado un papel protagonista, y en este momento crucial habían tomado el camino del futuro; así lo corroboró con entusiasmo la trigésima segunda congregación general de la Compañía, celebrada en 1974.

5.     Los papas custodian a la Compañía

 

Pablo VI siguió especialmente de cerca y con preocupación la evolución de los acontecimientos en la Compañía de Jesús, y ello por diversas razones: por la importancia que tenía en la vida de la Iglesia universal y, también, por la condición que le correspondía de Superior supremo de la Compañía, derivada del vínculo particular que, desde su fundación, ligaba la Orden al Romano Pontífice. Dos preocupaciones primordiales inspiraron la actuación de Pablo VI: La salvaguarda de la integridad de la Formula Instituti -su constitución orgánica- y la fidelidad de la Compañía a sus fines propios. En una carta dirigida al P. Arrupe el 15 de febrero 1975, el Papa escribió: "No se puede introducir novedad alguna con respecto al cuarto voto. Como supremo tutor y garante de la Formula Instituti y como Pastor universal de la Iglesia, no podemos permitir que sufra la menor quiebra este punto, que constituye uno de los fundamentos de la Compañía de Jesús".

El 11 de diciembre de 1978, el P. Arrupe tuvo su primera audiencia con Juan Pablo II para jurar obediencia al nuevo Papa en representación de la orden. Diez meses más tarde, en la asamblea de presidentes de la Conferencia Jesuita, Juan Pablo II se dirigió al grupo por invitación del P. Arrupe. Su mensaje fue categórico:"Deseo deciros que habéis sido motivo de preocupación para mis predecesores, y que lo sois para el Papa que os habla".  El Papa envió al Prepósito unas palabras críticas destinadas a ser leídas al gobierno central de la Compañía por Juan Pablo I, cuya muerte lo había impedido, añadiendo que él estaba de acuerdo con todo. De hecho, desde junio de 1979, el P. Arrupe empezó a mantener conversaciones confidenciales con los cuatro asistentes generales de la Compañía, sobre la posibilidad de jubilarse.

 

6.     Cuando retó a sus jesuitas. Obediencia y responsabilidad

Frutos de estos encuentros será una paternal carta, escrita en francés, firmada en Roma el 19 de noviembre, «fiesta de los mártires canadienses», a los responsables de la Compañía. Les dirá que, puesto que los tres últimos papas (Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II) han llamado la atención a los jesuitas, poniéndoles de manifiesto una serie de «deficiencias», esa «triple llamada no da lugar a dudas: es Dios mismo quien en su amor, pero también con insistencia, espera de nosotros algo mejor». Según Arrupe, el hecho de que los últimos papas hayan tenido que amonestar a la Compañía de Jesús «demuestra, sin duda alguna, que, aunque hemos reconocido nuestros errores y nos hemos esforzado sinceramente en corregirlos, se ve que no hemos sido capaces de conseguirlo en la medida y en la eficacia deseadas». Fue él mismo Arrupe, quien había pedido al papa Wojtyla que recibiera a todos los superiores mayores de la orden en audiencia privada, para que «les indicara qué esperaba de la Compañía y cuáles eran los sentimientos que alimentaba hacia ella». De hecho, se afirma en la carta, el Papa «ha confirmado su benevolencia hacia la Compañía», una benevolencia que, según el Papa, «nos hemos merecido a lo largo de los siglos por el fervor de nuestra vida religiosa y nuestro celo apostólico». Y recuerda que Juan Pablo II, ese discurso no sólo fue de crítica a los jesuitas, sino de reconocimiento de «el valor ejemplar, el celo apostólico, la fidelidad sincera e incondicional al soberano pontífice» de la Compañía de Jesús.

Pero junto con este reconocimiento, dice Arrupe a los superiores mayores, el Papa ha puesto en guardia a los jesuitas «manifestándonos sus preocupaciones » sobre algunos puntos bien concretos: tendencias secularizadoras, austeridad y disciplina de la vida comunitaria y religiosa, fidelidad al magisterio en materias de doctrina, carácter sacerdotal de nuestro trabajo apostólico y formación de los jóvenes jesuitas. "Debemos acoger las palabras del vicario de Cristo con espíritu de sincera humildad y de gratitud por el espíritu paternal que manifiesta en relación a la Compañía y por el aliento que nos da para mejorar nuestra vida religiosa y apostólica». Afirma Arrupe que no piensa descargar sobre los demás su grave responsabilidad como superior general. Por eso, él responderá en primera persona «a los deseos del Santo Padre». Pero añade que esta responsabilidad tiene que repartirse al mismo tiempo entre todos los superiores provinciales, responsables también de la vida de la Compañía; es decir, que ellos son también responsables de las críticas hechas por el Papa.

Y les da, para poder poner remedio a ellas, una serie de normas. Deberán, por ejemplo, examinar, en qué medida «dejan desear la austeridad de vida y la disciplina interior y exterior en las comunidades». O bien, «si se advierten tendencias secularizadoras, como ausencia de vida comunitaria, independencia de los superiores o relaciones llenas de ambigüedad con otras personas». Otro punto que deberán examinar es si los jesuitas «ejercen ciertas actividades que no tienen nada que ver con el carácter sacerdotal, que debe ser el sello de todas nuestras actividades ». Arrupe añade que «los superiores locales deben vigilar que todos los jesuitas de sus comunidades ordenen sus aptitudes, sus palabras y sus acciones en conformidad con los deseos del Santo Padre». Afirma que conoce muy bien «la complejidad de los problemas, el carácter delicado de las cuestiones personales, las dificultades de las situaciones nuevas, ambiguas y conflictivas ». Y añade: «Soy un testigo privilegiado de vuestra ilimitada buena voluntad y de la pureza de intención que os guía. Pero si esto es cierto», afirma Arrupe, «también lo es que ya no podemos esperar más. Sería injusto olvidarse de los resultados positivos que la Compañía ha obtenido en numerosos terrenos, pero al mismo tiempo, examinando objetivamente las recomendaciones que nos han hecho los pontífices romanos, debemos aceptar que lo hasta aquí realizado no es aún suficiente».

 

7.     Su posible dimisión

 

Seis meses después, el 3 de enero de 1980, volvió a entrevistarse con el Papa para organizar otra reunión, a la que acudió con sus asistentes generales con objeto de que estos expusieran sus ideas sobre el porvenir de la Compañía y averiguaran cómo encajaban en las metas del pontificado. El Papa estuvo de acuerdo, pero no se puso fecha a la reunión.

En febrero de 1980 comunicó a sus cuatro asistentes generales que ya no tenía dudas sobre su decisión de dimitir. Dos semanas después, el 1 de mayo, el Pontífice pidió por carta al P. Arrupe que no dimitiera ni convocara una congregación general, por el bien de la Compañía y el de la Iglesia. Los dos hombres volvieron a reunirse el 13 de abril de 1981. Juan Pablo II dijo al General que estaba preocupado por lo que pudiera hacer una congregación general sin el P. Arrupe como superior, pues la trigésima tercera congregación general propuesta se habría reunido para aceptar la dimisión de Arrupe, elegir a su sucesor  y seguir con el tema que escogiese. Dijo el Papa que Pablo VI había acogido con gran preocupación los resultados de la XXXII congregación general, celebrada en 1974, y no cabe duda de que Juan Pablo II temía que una nueva congregación general post-P. Arrupe dificultara todavía más la situación.

 

8.     El atentado del Papa y la enfermedad del P. Arrupe

 

Al cierre de la entrevista, Juan Pablo II garantizó al P. Arrupe que seguirían hablando, pero un mes más tarde se produjo el atentado contra el Papa. El 7 de agosto de 1981, de regreso de un viaje a Filipinas, el P. Arrupe sufrió un derrame en el Aeropuerto Internacional Leonardo da Vinci de Roma, y lo llevaron al hospital Salvator Mundi. Se le diagnosticó bloqueo de la arteria carótida con efectos sobre el hemisferio izquierdo del cerebro y el lado derecho del cuerpo. Los médicos convocaron a O'Keefe y los demás asistentes y les comunicaron que en su opinión médica el P. Arrupe no debería volver a ocupar ningún puesto de responsabilidad. Dijeron que el General estaba en condiciones de recibir al cardenal Casaroli. Éste, de camino al hospital, pasó por el generalato jesuita para recoger al padre O'Keefe. Mientras se dirigían al centro, O'Keefe hizo lo posible por que Casaroli le diera permiso para convocar una congregación general, ya que la Compañía no podía ser gobernada indefinidamente por un general vicario. Casaroli eludió contestar. Cuando llegaron al hospital, hizo que O'Keefe leyera al P. Arrupe una carta personal del Papa, en la que Juan Pablo II lamentaba lo ocurrido, señalaba que ambos estaban convalecientes y le transmitía sus mejores deseos. Al volver del hospital, O'Keefe siguió presionando a Casaroli, pidiéndole que escribiera al Papa y le comentara la necesidad de una congregación general.

Pero la decisión de Juan Pablo II no fue la que habían previsto el P. Arrupe o sus asistentes generales. El 6 de octubre el cardenal Casaroli llevó al enfermo Prepósito la carta en que se nombraba "delegado personal" del Papa al P. Dezza (a dos meses de cumplir ochenta años) para que dirigiera la Compañía hasta nuevo aviso, con el P. Giuseppe Pittau, antiguo rector de la Universidad Sophia de Tokio y provincial jesuita en Japón, como coadjutor o suplente. El gobierno regular de la Compañía de Jesús quedaba suspendido, y no se preveía la convocatoria inmediata de la trigésima tercera congregación general.

La intervención papal crispó a quienes, satisfechos con la labor del P. Arrupe al frente de la Compañía, deseaban verla retomada por su sucesor. Juan Pablo II dijo a los padres Dezza y Pittau que no habría intervenido de no haber tenido en muy alto concepto el carisma excepcional de la Compañía, y su capacidad de contribuir a una puesta en práctica real del Vaticano II. Por fin, el 3 de septiembre de 1983, el P. Arrupe presentó su renuncia al cargo ante todos los padres congregados y el padre Peter-Hans Kolvenbach fue elegido General de la Compañía. Su primer gesto fue abrazar al P. Arrupe mientras le decía: "Ya no le llamaré a usted Padre General, pero le seguiré llamando 'padre'".

Éste, después de casi diez años de dolorosa inactividad y de ofrenda física y psíquica por la Compañía, la Iglesia y la humanidad, el 5 de febrero de 1991 falleció en la casa generalicia de los jesuitas en Roma. A su funeral en la Iglesia del Gesù de Roma asistió una gran multitud.

 

9.     Profeta del Concilio Vaticano II

En todo proceso de canonización se busca la vida de santidad del candidato y sus aportes a la iglesia de nuestro tiempo. Una primera clave en el P. Arrupe es su perspicacia para escrutar los signos de los tiempos, convirtiéndose en un auténtico profeta del Vaticano II. Así lo manifiesta su biógrafo Pedro Miguel Lamet su libro Arrupe. Testigo del siglo XX, profeta del XXI (Mensajero):«era un hombre del Concilio antes del Concilio». Dios siempre fue primero en su vida. Así, abandonó una prometedora carrera en la medicina para entrar en el Compañía de Jesús para disgusto de su profesor Juan Negrín, luego presidente de la República en 1936: «Ya hace días que no veo a Arrupe. ¿Es que ese muchacho va a abandonar los estudios? Sería la mayor equivocación de su vida».

Sus primeros pasos en la Compañía de Jesús no fueron fáciles, pues apenas cinco años después, mientras estudiaba Filosofía en Oña, parte con sus compañeros al destierro después de que se aprobara el decreto de disolución de la Compañía en España. Pasa tiempo en Holanda y Bélgica, donde es ordenado, antes de partir a los Estados Unidos donde completa los estudios en Teología y realiza la tercera probación. Allí recibe la comunicación del destino soñado, Japón, no sin antes pasar por una experiencia que le tocó profundamente: el trabajo pastoral con hispanos y en cárceles de máxima seguridad en Nueva York. «Cuando crucé por última vez aquellas puertas enrejadas tras las que vivían aquellos desgraciados, sentí una terrible opresión en el pecho. Y tal vez porque vi en ellos más sufrimiento que en otras partes, sentí más alejarme, porque junto al dolor parece que está siempre el puesto del sacerdote», afirmaba.

10.   Renuncia, enfermedad y muerte

Los problemas surgidos de la recepción del Concilio Vaticano II hicieron de los años 70 una época difícil para Arrupe y para la Compañía de Jesús, con algunos sacerdotes acusados de revolucionarios y marxistas. La tensión es creciente con la Santa Sede y también dentro de la propia congregación, circunstancia que lleva al padre Arrupe a presentar su renuncia, que Juan Pablo II no acepta. Poco después, de vuelta de un viaje a Asia, sufre una trombosis cerebral que le deja paralizado el lado derecho, circunstancia ante la que el Papa polaco nombra a un delegado personal, algo que no gustó ni a Arrupe ni a la Compañía de Jesús, pero obedecieron. «El propio Juan Pablo II comentaba a sus colaboradores que los jesuitas habían actuado como se esperaba de ellos», abunda Cebollada.

Después de que la congregación general de 1983 eligiese a Peter-Hans Kolvenbach, Arrupe se recluye en la enfermería de la Curia General de los jesuitas en Roma, donde vivió marcado por su enfermedad, condenado a la inmovilidad física, con graves dificultades para expresarse. Su cuerpo se debilita y vive un tiempo de oración y dolor, confortado por las visitas que recibe.

En este momento, a casi 30 años después de su muerte, su figura de recupera toda su actualidad, tanto por la incoación de su causa como por su legado. El P. Adolfo Nicolás, S.J., también general de los jesuitas, sintetiza: «La historia va dando la razón al padre Arrupe. El paso del tiempo nos deja ver con más claridad lo ejemplar de sus virtudes, en especial su obediencia al Papa hasta su postrer aliento

11.  El alma del P. Arrupe. Su autorretrato

Nos lo comparte su biógrafo P. Lamet, al seleccionarnos sus textos preferidos del Evangelio y en tres de sus escritos que siempre llevo a la oración:

·SENCILLEZ: "Bienaventurados los pobres de espíritu" (Lc 6,20).

PROVIDENCIALISMO: "Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo" (Mt 6, 34).

NO-VIOLENCIA:"Al que te abofetee en la mejilla derecha preséntales también la otra" (Mt 5,39).

DESPRENDIMIENTO:"Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto" (Mt. 5,40)

GENEROSIDAD Y SERVICIO:"Y al que te obligue a andar una milla vete con él dos". Mt.5,41).

HUMILDAD INTELIGENTE."Cuando seas convidado, ve a sentarte en el último puesto"(Lc 14,9).

COMPROMISO PROFÉTICO."Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigna y digan con mentira    toda clase de mal contra vosotros por mi causa"( Lc 6, 22).

AMOR CRISTIANO:"Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan"(Mt 5,44).

SABIDURÍA Y RENUNCIA:"Quien intente guardar su vida la perderá;

ORACIÓN AL LLEGAR AL JAPÓN

Jesús, mi Dios, mi redentor, mi amigo, mi íntimo amigo, mi corazón, mi cariño: Aquí vengo, para decirte desde lo más profundo de mi corazón y con la mayor sinceridad y afecto de que soy capaz, que no hay nada en el mundo que me atraiga, sino tú  sólo, Jesús mío. No quiero las cosas del mundo. No quiero consolarme con las criaturas. Sólo quiero vaciarme de todo y de mí mismo, para amarte sólo a ti. Para ti, Señor, todo mi corazón, todos sus afectos, todos sus cariños, todas sus delicadezas. ¡Oh Señor!, no me canso de repetirte: Nada quiero sino tu amor y tu confianza. Te prometo, te juro, Señor, escuchar siempre tus inspiraciones, vivir tu misma vida. Háblame muy frecuentemente en el fondo del alma y exígeme mucho, que te juro por tu corazón hacer siempre lo que tú deseas, por mínimo o costoso que sea. ¿Cómo voy a poder negarte algo, si el único consuelo de mi corazón es esperar que caiga una palabra de tus labios, para satisfacer tus gustos?  Señor, mira mi miseria, mi debilidad. Mátame antes de que te niegue algo que tú quieras de mí. ¡Señor, por Madre! ¡Señor por tus almas! Dame esa gracia…[26]

MI CATEDRAL

¡Una mini-catedral! tan sólo seis por cuatro metros. Una capillita que fue preparada a la muerte del P. Janssens, mi predecesor, para el nuevo General... ¡el que fuese! La Providencia dispuso que fuera yo. Gracias al que tuvo esa idea: no pudo haber interpretado mejor el pensamiento de este nuevo General. El que planeó esta capillita quizá pensó en proporcionar al nuevo General un sitio más cómodo, más reservado para poder celebrar la Misa sin ser molestado, para no tener que salir de sus habitaciones para visitar el Santísimo Sacramento. Quizá no se apercibió de que aquella estancia diminuta iba a ser fuente de incalculable fuerza y dinamismo para toda la Compañía, lugar de inspiración, de consuelo, de fortaleza, de... estar!; ¡de que iba a ser la "estancia" del ocio más actuoso, donde no haciendo nada se hace todo!: ¡como la ociosa María que bebía las palabras del Maestro, mucho más activa que Marta su hermana!; donde se cruza la mirada del Maestro y la mía..., donde se aprende tanto en silencio. El General tendría siempre, cada día, al Señor pared por medio, al mismo Señor que pudo entrar a través de las puertas cerradas del Cenáculo, que se hizo presente en medio de sus discípulos, que de modo invisible habría de estar presente en tantas conversaciones y reuniones de mi despacho. La llaman: Capilla privada del General. ¡Es cátedra y santuario, Tabor y Getsemaní, Belén y Gólgota, Manresa y la Storta! Siempre la misma, siempre diversa. ¡Si sus paredes pudieran hablar! Cuatro paredes que encierran un altar, un sagrario, un crucifijo, un icono mariano, un zabutón (cojín japonés), un cuadro japonés, una lámpara. No se necesita más... eso es todo: una víctima, una mesa sacrifical, el "vexillum crucis", una Madre, una llamada ardiente que se consume lentamente iluminando y dando calor, el amor expresado en un par de caracteres japoneses: Dios-amor.

SANA LOCURA

Señor dame tu amor  que me haga perder mi "prudencia humana",
y me impulse a arriesgarme a dar el salto para ir a Ti.

No quisiera oír: "hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".
Cuántos motivos se levantan en mi espíritu y tratan de demostrarme,
bajo apariencia de bien, que aquello que Tú me inspiras y pides,
es imprudente, es una locura.
Tú Señor, según esto, fuiste el más loco de los hombres.
Pues inventaste esa locura, esa insensatez de la cruz.
Enséñame Señor que esa insensatez es tu prudencia,
y dame, por favor, tal amor por tu persona
para que sea yo también, otro loco como Tú".

PARA LA BEATIFICACIÓN DEL P. ARRUPE

Dios,Padrebueno,queenelbautismohasrevestidodeCristoatusiervoPedroArrupeylollamasteasuseguimientoensumapobrezaespiritualenlaCompañíadeJesús,escuchabenignonuestraoración.

É1seentregóatiplenamente,comomisioneroyguíadesushermanos,tantoenlasaludcomoenla  enfermedad.

MovidoporelEspírituSanto,lohaspuestoal serviciodelafeconvirtiéndolo enmaestrode discernimientoydócilservidor dela justicia del Reino.

Con confianzaterogamosque,aimitacióndeJesucristopobreyhumilde,aquienamóentrañablemente,elPadreArrupepuedaserreconocidocomomodelodevidaevangélicaytestigodecómoserprofetasenelmundo,animándonosaser,entodacultura  hombresymujeresparalosdemás

Porsuintercesiónyparatumayor gloria tepidoahoraestagraciaparticular (…)quedesees concedermepara  tu servicio  yalabanza.

PorCristo, nuestroSeñor.Amén.



[1]DATOS OBTENIDOS y reelaborados de "Religión y libertad", "Jesuitas.pe", "ABC", "Infocatólica"; http://www.pedrolamet.com/https://arrupe.jesuitgeneral.org/en/

 


LA VIRGEN DE GUADALUPE EXTREMEÑA ICONO DE LAS VIRGENES TRIANGULARES ANDINAS

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DIFUSIÓN DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE DE EXTREMADURA EN EL VIRREINATO DEL PERÚ EN EL SIGLO XVII

Les comparto el interesantísimo artículo del P. Javier Campos y Fernández de Sevilla Real Centro Universitario Escorial María Cristina y Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría (Publicado en Revista de Temas de Estética y Arte (Sevilla), XXX (2016) 107-141). El texto de esta ponencia resume trabajos y materiales publicados en monografías y revistas.

El monasterio de Guadalupe de Extremadura envió de forma periódica al Nuevo Mundo a monjes que recolectasen limosnas de los devotos de la Virgen. Recogemos en este trabajo el viaje que realizó fray Diego de Ocaña al virreinato del Perú (1599-1608). Su testimonio quedó plasmado en la crónica del viaje que ha llegado hasta nosotros. Fue misionero, escritor, antropólogo, organizador y difusor del culto a Nuestra Señora de Guadalupe y pintor de unos lienzos que dieron origen a las llamadas "Vírgenes triangulares" que nada tiene que ver con el cerro potosino o el culto a la Pachamama.  Les comparto textualmente la reflexión del experto Javier Campos: 

"Un asunto importante es establecer el posible origen cuzqueño del modelo de "Virgen triangular", tomado de los lienzos de fray Diego y de la estampa de Petrus Ángelus, porque en su esquema compositivo adoptan la figura geométrica de un triángulo isósceles. La imagen de la Virgen de Guadalupe es una escultura sedente con el Niño en su regazo, en madera de cedro policromada y de autor anónimo (S. XII); tiene una altura de 59 cms. y un peso de 3 kgs. y 97 grs.; ha sido restaurada en 1984. Es una talla de carácter sencillo por lo tosco de su terminado y pertenece al grupo de "Vírgenes negras"; según la documentación comienza a ser vestida, dotada de cetro y corona a partir del siglo XIV.

Las pequeñas dimensiones de la imagen hacen que, al ser vestida, los mantos confeccionados en telas ricas, bordados y forrados, deban adoptar obligatoriamente por el peso una estructura geométrica triangular. Esta era la visión que tenía y conservaba fray Diego de Ocaña y que Petrus Ángelus pudo comprobar en su/s visita/s a Guadalupe, villa no distante de Toledo donde trabajó un tiempo. Por eso al pintar y grabar la imagen de la Virgen lo que reproducen es el modelo real que tan bien conservaban en su memoria visual. Con la difusión de los lienzos y de los grabados, Gamarra y los pintores cuzqueños pudieron ver que ese tipo de imagen podía ser adoptada para cualquier otra advocación mariana, y resultó muy aceptaba por el público en general. Y esta es nuestra opinión salvo mejores argumentos. Posteriormente algunos antropólogos e historiadores han querido ver alguna relación entre el perfil triangular del "Cerro Rico" de Potosí (Bolivia) con el esquema de las Vírgenes triangulares; sin embargo, una cosa es el culto a la Pachamama, simbolizado en el cerro de Potosí y su cristianización (127-128).

El protagonismo de los arzobispos de Lima en la historia del Perú

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Como gratitud a nuestro arzobispo emérito, SE Juan Luis Cipriani, y bienvenida a nuestro arzobispo electo, Mons. Carlos Castillo, les comparto el presente artículo que he preparado para EL CORREO MARIANO y del que hablaremos en la emisora RADIO MARÍA, programa PERÚ, TIERRA ENSANTADA de este domingo 24, a la 1 p.m.


El protagonismo de los arzobispos de Lima en la historia del Perú

 

En la historia del Perú los arzobispos de Lima han desempeñado un rol decisivo. Podemos destacar que han sido el verdadero artífice de la forja, organización y desarrollo de la Iglesia. Su labor se refleja en los numerosos concilios provinciales y sínodos diocesanos convocados, así como en las visitas pastorales y fundaciones (pueblos, seminarios, hospitales), sus aportaciones culturales (sermones y pastorales, donación de libros, creación de colegios y la propia Universidad, escritos y mensajes), éticas y solidarias. Como en toda América, en la selección de los candidatos se tenía en cuenta su formación teológica, su experiencia de gobierno y su ejemplaridad de vida. Así lo afirman especialistas, como Paulino Castañeda, que atribuye a los prelados "una extraordinaria influencia en el conjunto de las decisiones adoptadas sobre la conformidad de la estructura colonial en su globalidad y muy especialmente sobre el ideario de la misma".

Pensemos en el primero, Fray Jerónimo de Loayza, dominico, que le corresponde un papel de pacificador en el momento de las guerras civiles entre Almagro y Pizarro; el segundo Toribio Alfonso Mogrovejo que cimenta la sociedad en pilares de santidad y desarrollo pleno; el último del virreinato y primero de la república Bartolomé de las Heras, auténtico bálsamo de serenidad en los convulsionados momentos de la Independencia.

Inmediatamente después de la fundación española de la Ciudad de los Reyes, Lima, se pensó también en convertirla en sede de una diócesis. Y como tal fue eregida con la bula "Illius Fulciti Praesidio" del Papa Paulo III el 14 de Mayo de 1541, declarándola, como en el caso del Cuzco, sufragánea de la diócesis española de Sevilla.  Dos años después, el 25 de julio de 1543, entraba en Lima su primer obispo, Jerónimo de Loaysa. El 11 de Febrero de 1546, el mismo Papa, Paulo III,  le otorgó el carácter de Metropolitana, desmembrándola de la Arquidiócesis de Sevilla, y le adjudicó como sufragáneas las diócesis de Panamá, Nicaragua, Quito, Popayán y Cuzco, a las cuales se añadieron más tarde otras diócesis que se extendían por todo el continente. Así,  Lima se convirtió en Arquidiócesis adquiriendo el título de primada del Perú y de todo el Suramérica.

El magisterio de la Iglesia ponderará la misión excepcional de los Obispos: "Anuncien a los hombres el Evangelio de Cristo llamándolos a la fe por la fortaleza del Espíritu o afianzándolos en la fe viva, propónganles el misterio íntegro de Cristo, es decir, aquellas veradades cuya ignorancia es ignorancia de Cristo, e igualmente el camino que ha sido revelado por Dios para glorificarle, y por eso mismo para alcanzar la bienaventuranza eterna" ("Christus Dominus" (ChD) 11-12).  El texto del Decreto Conciliar "Christus Dominus" del Vaticano II señala claramente el deber fundamental de los sucesores de los Apóstoles quienes "como de almas, han sido enviados por el Espíritu Santo y  por el Sumo Pontífice, a perpetuar la obra salvífica de Cristo, Pastor Eterno (cfr. ChD 2).

Treinta y tres arzobispos han guiado al pueblo de Lima durante cuatrocientos setenta y seis años como pastores de la Iglesia Católica; quienes inicialmente atendían buena parte del territorio de la América hispana; llegando en algún momento de su historia a ser la arquidiócesis más extensa del mundo.

De los 33, 6 han superado los 20 años del último Mons. Juan Luis Cipriani. En primer lugar Juan Landázuri con 35 años, luego Jerónimo de Loayza con 33, Liñán de Cisneros 31, Pedro Villagómez 30, Santo Toribio y Juan González de la Reguera 25.

Les invito a visitar la sacristía de la Catedral de Lima donde encontrarán la galería más completa de nuestros arzobispos, pudiendo contemplar su efigie y los datos más importantes de su vida y misión. Basta en esta aptretada síntesis con dar cuenta de sus nombres y el periodo que rigieron los destinos de la diócesis limeña:

1. 1542-1575            Jerónimo de Loaysa

2. 1578-1606            Toribio Alfonso Mogrovejo

3. 1609-1622            Bartolomé Lobo Guerrero

4. 1625-1626            Gonzalo de Ocampo

5. 1630-1638            Fernando Arias de Ugarte

6. 1641-1671            Pedro de Villagómez

7. 1674-1676            Juan de Almoguera

8. 1676-1708            Melchor de Liñán y Cisneros

9. 1711-1722            Antonio Zuloaga

10. 1723-1730          Dego Morcillo Rubio de Auñón

11. 1734-1739          Francisco Antonio Escandón

12. 1742-1745          José Antonio Gutiérz de Zevallos

13. 1751-1758          Pedro Antonio Barroeta Angel

14. 1758-1761          Diego del Corro

15. 1761-1779          Diego Antonio de Parada

16. 1780-1805          Juan González de la Reguera

17. 1805-1823          Bartolomé María de las Heras

18. 1833-1839          Jorge de Benavente y Macuaga

19. 1841-1844          Francisco de Sales Arrieta

20. 1845-1849          Javier Luna Pizarro

21.1855-1857           José Manuel Pasquel

22. 1860-1872          José Sebastián Goyeneche y Barreda

23. 1873-1886          Francisco de Asís Orueta y Castrillón

24. 1889-1898          Manuel Antonio Bandini

25. 1898-1907          Manuel Tovar

26. 1907-1920          Pedro Manuel García y Naranjo

27. 1920-1931          Emilio Lissón Chaves

     1931-1933          Mariano Holguín (Administrador Apostólico)

28. 1933-1945          Pedro Pascual Farfán de los Godos

29. 1945-1954          Juan Gualberto Guevara

30. 1954-1989          Juan Landázuri

31. 1989-1998          Augusto Vargas Alzamora

32. 1999- 2019    Juan Luis Cipiani Thorne

33. 2019- Carlos Castillo Mattasoglio

Agradecemos los intensos veinte años de S.E. Monseñor Juan Luis Cipriani en los que destaca como él mismo ha reconocido en su entrañable carta de despedida a los fieles, su aprendizaje "de las multitudes que con devoción acompañan al Señor de los Milagros todos los años en el mes de octubre; de los innumerables adoradores de las más de 80 Capillas de Adoración al Santísimo que han hecho de Lima una Ciudad Eucarística; del inmenso mar de laicos comprometidos que caminan todos los años apoyando en la Marcha por la Vida; de mis grandes amigos que pueblan los cerros de Manchay, tierra noble y generosa abierta a la esperanza; de los padres de familia, maestros y estudiantes de nuestras escuelas parroquiales que sostienen la valiosa tarea educativa y promueven con esmero los valores de la familia católica; y de los kilómetros y kilómetros de peruanos que rodeaban las calles de Lima para saludar al Papa Francisco en su reciente visita".

Y saludamos y encomendamos el futuro ministerio episcopal del Padre Carlos Castillo, limeño, sociólogo sanmarquino, doctor por la Gregoriana de Roma, brillante teólogo y celoso pastor, quien manifiesta su admiración por su antecesor Santo Toribio y su deseo de auscultar los signos de los tiempos para conducir la vasta arquidiócesis limeña, tierra ensantada pero necesitada de comunión y de misión. Su lema "A ti te digo levántate" (Tibi dico surge) es una invitación a ponernos en marcha. Que Santa María de la Evangelización le acompañe en todo momento.

José Antonio Benito joseantonio.benito@ucsanjose.edu.peange

COMUNIDAD DE TRABAJO COMO BUEN EQUIPO

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COMUNIDAD DE TRABAJO COMO BUEN EQUIPO

¿Te imaginas a la comunidad futbolística –el equipo- queriendo meter goles en dos metas? Algo semejante sería si uno quiere construir colocando ladrillos y el otro se pone a destruir. O si un grupo empuja un camión y el otro se queda mirando o empuja en dirección contraria.

Está claro que para lograr las metas de una comunidad es necesario el trabajo en equipo, el desempeño coordinado en la ejecución de un proyecto. El grupo ordenado y compacto de personas, el equipo, se compromete a un resultado final, el cual no depende de cada uno de sus miembros de forma independiente, sino que cada miembro es responsable de un cometido, y sólo si todos ellos cumplen su función será posible sacar el proyecto adelante.

El ser humano no está completo hasta que no se proyecta, vive en familia, en sociedad; forma parte de un universo de realidad al que está íntimamente unido y con cuyo destino es en cierto modo solidario, pero a la vez lo trasciende de forma admirable.

Una de las dimensiones de esta vinculación es el trabajo, actividad por medio de la cual el ser humano aporta su racionalidad, su creatividad y hasta su cariño al orden propio de las cosas, satisface sus necesidades y entra en relación de convivencia con sus semejantes. A través de su trabajo, además, el ser humano se asoma al bien, la verdad, la unidad y la belleza de lo real. En una dimensión más honda, el trabajo es llamado a hacer posible el encuentro entre el hombre y Dios (Andrés Jiménez).

La encíclica Laborem exercens de san Juan Pablo II resaltaba precisamente la dimensión subjetiva, personal, del trabajo. Benedicto XVI insiste en esta consideración al poner en el amor la raíz de la vida y de la actividad humana, haciendo hincapié en lo concreto de las necesidades que acucian al hombre. Refiriéndose a quienes desempeñan cometidos de caridad organizada, insistirá en que "la competencia profesional... por sí sola no basta... Los seres humanos necesitan siempre algo más que una atención sólo técnicamente correcta. Necesitan humanidad. Necesitan atención cordial... una atención que sale del corazón, para que el otro experimente su riqueza de humanidad." (Deus caritas est n. 31)

El dominio de la tierra es parte esencial de la vocación y condición humana. (Gn. 2,15). Este cuidado de las cosas enseña al ser humano cuáles son las leyes que tejen el entramado de la vida, y le impulsa a hacer el mundo más humano y habitable. El trabajo, actividad compartida y solidaria, es un ámbito de comunicación y de colaboración que genera lazos de responsabilidad y de afecto.

Sea en un banco, en una tienda, en un colegio, universidad, empresa, cada miembro del equipo es pieza indispensable. Al igual que en una obra de teatro lo que importa no es el papel que te asignan sino en cómo lo representas. Tampoco hay profesiones indignas sino indignos profesionales. Como en una familia, no importa el rol sino la responsabilidad y el amor con que vives. En la primitiva iglesia vivían seis realidades básicas: koinonía (comunión), diakonía (servicio), eucaristía (acción de gracias), liturgia (celebración), martiria (testimonio), parresía (entusiasmo); todas ellas forjaron una familia de verdad en la que cada uno daba lo mejor de sí para los demás. 

(Para el Boletín interno de trabajadores de la Universidad Católica San José, marzo 2019)

La verdad sobre HYPATIA, LA FILÓSOFA, frente a la película "Agora" y otras críticas parciales

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Al hilo del artículo publicado en "El dominical" de EL COMERCIO en que queda la impresión de que el fanatismo del Cristianismo llevó a "asesinar" a esta sabia y bella mujer de la antigüedad; así lo evidencia la ilustración con su pie de foto "Hypatia sufrió una muerte violenta por negarse a convertirse al cristianismo; sin embargo, su genialidad trascendió fronteras y el tiempo", les comparto cuatro artículos con el fin de clarificarnos y ayudar a todos a tratar el asunto con veracidad:

1.  «Los motivos de la muerte de Hipatia fueron más políticos que intelectuales o religiosos»

2.   El del Comercio

3.   El de "Primeros Cristianos" acerca de su historia

4.   El de "Religión y Libertad" acerca de la película "Ágora" y los datos alterados

1.      «Los motivos de la muerte de Hipatia fueron más políticos que intelectuales o religiosos»

Con motivo del próximo estreno de la película Agora, de Alejandro Amenábar, PrimerosCristianos ha realizado una entrevista a José Ramón Ayllónfilósofo y escritor español, sobre la figura de Hipatiay el supuesto fundamentalismo radical de los cristianos.

¿Quién era Hipatia?

— Era hija de Teón, científico que trabajó en el Museo de Alejandría en el siglo IV. Ella también cultivó la ciencia, pero prefirió la filosofía neoplatónica, en la que destacó por su prestigioso magisterio. Tuvo discípulos entre los ciudadanos más cultos e influyentes de la ciudad.

¿Cómo era Alejandría en esa época?

— Una gran ciudad, en la que convivían, con muchas tensiones, judíos, helenistas y cristianos.

Juan de Éfeso, en el siglo V, los veía como "una horda de bárbaros, directamente inspirada por Satán", y el obispo Cirilo les reprochó su carácter levantisco y pendenciero, en su homilía pascual del año 419.

De hecho, pocos años después, en 422, el prefecto imperial fue muerto en un tumulto.Lawrence Durrell los retrata entregados a las facciones y algaradas, a veces con episodios sangrientos.

¿Como en el caso de la muerte de Hipatia?

— Sí. Una noche, los judíos asesinaron a un buen número de cristianos. Como respuesta, el obispo Cirilo logró expulsar a la población hebrea de la ciudad.

Pero entonces la economía se resintió, y entre el gobernador y el obispo creció la enemistad. Hasta que un día unos cristianos exaltados asesinaron a Hipatia, a la que atribuían influencia anticristiana sobre el gobernador.

Ahora, sin embargo, se dice que la muerte fue el precio que pagó Hipatia por su libertad de pensamiento.

— Por lo que sabemos, parece que los motivos fueron más políticos que intelectuales o religiosos. Pero lo cierto es que, desde la Ilustración, se presenta a Hipatia como mártir de la ciencia.

En una web de cine, al comentar la película de Amenábar sobre Hipatia —Agora-, he leído que la ciencia fue su vida, y por eso murió linchada por una turba de cristianos enfervorecidos.

El redactor de esa web sabe de sobra que los cristianos enfervorecidos no se dedican a descuartizar científicos, pero dice lo contrario. Lo que quizá no sepa es que la ciencia moderna nace en las Universidades, instituciones inventadas por la Edad Media cristiana.

Pero a Hipatia la mataron los cristianos...

— Es cierto, y con ese asesinato lamentable se pretende desacreditar al cristianismo, olvidando que a Sócrates le ajusticiaron los griegos, que a Julio César le mataron los romanos, a Juana de Arco los franceses, a Tomás Moro los ingleses..., y que los mismos cristianos fueron arrojados a las fieras por millares.

Como ve, si aplicamos la misma lógica desacreditamos a la humanidad entera, y sobre todo hacemos el ridículo.

Entonces, ¿qué decir de la represión y el oscurantismo con que novelas y películas pintan a las sociedades cristianas?

- Estamos en las mismas. El cine y la novela no han nacido para contarnos la verdad histórica, y los lectores y espectadores deben saberlo cuando pasan las páginas de un libro o se sientan ante la pantalla.

A fuerza de represión y oscurantismo se puede montar el Holocausto nazi o el Gulag soviético, pero jamás inventar el parlamentarismo, las garantías constitucionales, el gótico, la Universidad o el gregoriano.

Por otra parte —como ha señalado el profesor Head- el relativismo actual ha disuelto los esquemas de interpretación histórica, y en la confusión resultante triunfan los relatos que hacen de la concepción conspirativa la esencia de la historia, en especial los que atribuyen a la iglesia todo tipo de tramas para dominar al hombre.

 

2.          DOMINICAL de El Comercio. Hypatia: Genialidad eterna, por Lorena Rojas Parma

El retrato de una mujer fascinante reconocida por su inteligencia, su dedicación a distintas disciplinas y su renombrada bellezaHypatia

Hypatia sufrió una muerte violenta por negarse a convertirse al cristianismo; sin embargo, su genialidad trascendió fronteras y el tiempo.

Una de las grandes tragedias de la cultura es haber perdido de manera irreparable obras magníficas de la Antigüedad, de las que solo tenemos noticia a través de testimonios. Es así como hemos sabido de Hypatia de Alejandría, uno de los espíritus más prodigiosos de la Antigüedad tardía, y hemos podido sorprendernos con sus hallazgos y extensa producción intelectual.

Hypatia nace alrededor del año 370 d.C., en la cosmopolita Alejandría, que albergaba uno de los mayores tesoros de aquel entonces: su Biblioteca, centro cultural y científico, que logró reunir —con un esfuerzo e inversión que quisiéramos ver alguna vez en nuestros gobiernos— "todos los libros del mundo". Allí vive y estudia Hypatia, quien le dedica sus cavilaciones y cálculos a la filosofía, matemáticas, astronomía y tecnología. Producto de estas reflexiones, diseñó un hidroscopio, un hidrómetro, un astrolabio y fue líder de la escuela neoplatónica de Alejandría

—Tecnología y espíritu—
Nos sorprende esa genialidad, por supuesto, y también el hecho de que Hypatia fuera una bella mujer, un perfil extraño para la historia del conocimiento. 

En ella se reúnen, además, unas cualidades y disposiciones intelectuales que conmueven la sensibilidad contemporánea. En Hypatia hay una relación armónica entre la tecnología y la cavilación densa sobre la existencia, un razonamiento que se despliega entre el diseño de un aerómetro y la disertación sobre el Uno, entre medir la destilación del agua y la contemplación metafísica. En sus hallazgos se pueden percibir la unidad del espíritu humano y la solidaridad. 

—Pensamiento libre—
Mientras Hypatia disertaba libremente en sus clases, el Imperio romano se hacía cada vez más cristiano. Sabemos que entre sus alumnos estaba Orestes, el prefecto de la ciudad, cristiano y amigo cercano de Hypatia; además, también había paganos, no creyentes y fieles a la tradición griega o de ánimo más filosófico que religioso, como ella misma, que no era cristiana. No es difícil darse cuenta de que la creencia que profesase cada uno no era lo importante sino que los convocaba el saber, el amor por el estudio y la disertación, con libertad y tolerancia, valores que asumimos irrenunciables desde la Modernidad, y que pertenecen al clima que caracteriza los espacios donde florecemos como almas libres y originales. 

Con esos aires de pensamiento libre, tan próximos a nuestra sensibilidad, llega Hypatia a nuestros tiempos. En la pluralidad de sus clases sentimos respeto por el otro y —tal vez lo más importante— amistad sin importar la diferencia, como ocurre entre ella y Orestes. Podemos pensarla más próxima a la universalidad del saber, que a las diferencias entre nosotros. Con todo, estos reconocimientos a la vida no la protegen de sus sombras y sus destrozos. Cuando el fanatismo se adueña de las almas, todo es devastador. Hypatia vivió la caída estruendosa de la Biblioteca, ocasionada por turbas enloquecidas. La muerte de la biblioteca más hermosa del mundo fue, un poco, el vaticinio de la suya. 

—Víctima del fanatismo—El halo legendario que acompaña los testimonios de Hypatia tiene que ver con esa muerte terrible en el año 415. No contamos con una versión definitiva, salvo que murió con mucha violencia a manos de fanáticos y en medio de una diatriba política. De ese episodio horrible, rescatamos la virtud de mantener, a pesar de las tensiones, la convicción del pensamiento libre. Se dice que a Hypatia se le exigió la conversión al cristianismo y no aceptó. 

Por su temperamento filosófico, tal vez su negativa haya obedecido más al hecho reprochable de imponer maneras de pensar —y censurar otras—, que a la misma doctrina cristiana. Los compromisos con el pensamiento libre se cumplen primero con uno mismo. 

Desde los inicios del siglo pasado, la cultura resguardó un día para la celebración del genio femenino, que en Hypatia logró unir la originalidad, la reflexión tecnológica y el pensamiento sobre la vida buena. Desde la memoria que siempre nos ampara, ella es resguardo de la belleza del razonamiento para todos los tiempos. Por ello, resuenan unas palabras de Leconte de Lisle, de sus Poèmes antiques, en el que Hypatia le dice al Patriarca cristiano vinculado a su infortunio: "Je vais être immortelle. Adieu!" (Seré inmortal. ¡Adiós!).

Desmontando Ágora por Jesús Trillo Figueroa«Ágora: Hipatia»

El cine es un maravilloso medio para contar la Historia, pero tiene sus limitaciones: a veces, las ambiciones excesivas pasan factura. Los realizadores de «El Código da Vinci» pretendieron convertir a Magdalena en diosa y se pasaron. Amenábar pretende, nada más y nada menos, contar una historia a partir de la cual «el mundo cambió para siempre». Y se ha vuelto a pasar cuatro pueblos más. La película tiene tantos mensajes ideológicos que es imposible meterlos en dos horas y, al mismo tiempo, mantener un ritmo entretenido, interesante y espectacular. 

El cine requiere medir las secuencias, los silencios, los tránsitos y, sobre todo, un guión que mantenga la atención del espectador. Es una pena, porque la película contaba con todos los mimbres: un gran director, una generosa producción, una preciosa actriz, un maravilloso decorado y una perfecta ambientación. Pero lo que pretenden es inyectar en una pastilla los siguientes mensajes: primero, que las religiones generan odio y violencia. Segundo, que el cristianismo es la más talibán de todas y la que empezó. Tercero, que existen dos mundos, por una parte, el de la filosofía y la ciencia, contrapuesto e incompatible con el de la religión. 


Cuarto, que el cristianismo al principio fue misericordioso, pero la jerarquía eclesiástica y la Iglesia son por definición intolerantes y fundamentalistas. Y, sobre todo, hay dos mensajes más que son especialmente queridos por la película y por toda la explosión de libros y propaganda que estos días se vienen haciendo: el cristianismo es la causa de la caída del Imperio Romano y de la desaparición de la sabiduría grecolatina. Además, es el culpable de la subordinación y dominación de la mujer por parte del hombre. 


En fin, Alejandría e Hipatia son el símbolo de una civilización grecorromana basada en la filosofía, la ciencia y la libertad, hasta que llegó el cristianismo y comenzó la oscura Edad Media. Demasiado para una sola película. Y la cosa continúa porque, según declara el director, «es increíble cómo se parece a la situación actual».


¿Es casualidad que desde julio hasta el estreno de la película se hayan publicado más de cuatro biografías sobre Hipatia, paradigma de las cuales es la de Celia Martínez Maza, financiada por la Dirección General de Ciencia y Tecnología? Más de 10 novelas, ejemplo de las cuales es la escrita por el hermano de Carmen Calvo, ex ministra de Cultura, además de multitud de estudios de historia sobre la época. Y todo ello con el mismo mensaje. Que todo salga al mismo tiempo no puede ser casualidad. Una vez más, nos encontramos con un ataque ideológico perfectamente orquestado, del cual, por cierto,  Amenábar suele ser pistoletazo de salida, como lo fue en el caso de «Mar adentro» con la eutanasia.

Ahora la cosa va directamente contra la religión y particularmente contra el cristianismo. Lo malo de la trama que cuenta la película es que es mentira desde el principio hasta el final. Forma parte de la estrategia de reescribir la Historia a la que es tan aficionada nuestra izquierda. Hipatia no fue asesinada siendo una joven tan hermosa como Rachel Weisz, de 38 años, sino que murió en el año 415 y tenía 61. No fue famosa por sus dotes de astronomía por más que en la película se empeñen terca y cansadamente, atribuyéndole haberse adelantado a Kepler más de mil años; sino porque era una «divina filósofa» platónica, en palabras del obispo cristiano Sinesio de Cirene –única fuente coetánea que se conserva sobre ella–, a la que llama en sus cartas «madre, hermana, maestra, benefactora mía». El citado obispo, a quien en la película se le hace traidor y cómplice en el asesinato de la filósofa, murió dos años antes que ella, así que es imposible que tuviera nada que ver con su muerte. Ella fue virgen hasta el final, pero no vivió la castidad como ha dicho la protagonista, que se ha declarado feminista radical, «para ser igual que un hombre y poder ejercer una profesión con plena dedicación». Lo hizo porque, coherente con su filosofía, ejercía la Sofrosine, es decir el dominio de uno mismo a través de las virtudes entendidas como el control de los instintos y las pasiones.

Hipatia nunca fue directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue destruida por los talibanes cristianos. La biblioteca fue incendiada por Julio César, saqueada junto con el resto de la ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por Diocleciano en 297. Es verdad que en el año 391 fue destruido lo que quedaba del  templo del Serapeo después de la destrucción por los judíos en tiempos de Trajano, y también el repaso que le pegó Diocleciano, quien, para conmemorar la hazaña, puso allí su gran columna, razón por la cual los cristianos lo destruyeron, ya que él era el símbolo de las persecuciones que sufrieron durante trescientos años. Pero lo que allí quedaba de la biblioteca era tanto como lo que restaba en otros sitios. El paganismo siguió existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes. Y el neoplatonismo siguió floreciendo, hasta que lo recuperó el renacimiento cristiano. Por cierto, que yo sepa, su más brillante exponente se llamaba san Agustín, coetáneo de Hipatia.

«Ágora: Cirilo» La historia de Hipatia ha sido objeto de manipulación por todas las tendencias ideológicas, desde la Ilustración hasta el feminismo radical más reciente. Para algunos, como Voltaire, «desde la muerte de Hipatia hasta la Ilustración, Europa está sumida en la oscuridad; la Ilustración, al rebelarse contra la autoridad de la Iglesia, la revelación y los dogmas, vuelve a abrir la iluminación de la razón». En la última versión feminista de Úrsula Molinaro, Hipatia es la campeona del amor libre, a pesar de que en realidad era virgen. La conclusión es que de la verdadera historia de Hipatia se pasa a la leyenda de Hipatia, que se convierte en la leyenda del Crimen de Alejandría, cuyo protagonista principal es el obispo Cirilo.

La película de Amenábar recoge casi todos los ingredientes de esta leyenda: Hipatia es símbolo de mujer libre que representa el fin de la cultura grecolatina y el comienzo del oscurantismo cristiano, asesinada por unos fanáticos talibanes cristianos al mando del obispo Cirilo. ¿De dónde surge esta leyenda? El primero que narró el crimen fue Sócrates Escolástico en el siglo V, un letrado al servicio del patriarca de Constantinopla Nestorio, enemigo del patriarca de Alejandría Cirilo. Pero la atribución directa a este último de la autoría del asesinato fue cosa del escritor pagano Damascio, que escribió la «Vida de Isidoro», que es una apología del paganismo durante el final del siglo V y principios del VI. 

No obstante, la auténtica leyenda surge con la obra de John Toland en 1720. Éste era un irlandés, hijo ilegítimo de un sacerdote católico, que se hizo protestante y posteriormente activo militante del ateísmo en la Gran Logia de Londres. Después vino Voltaire; después, el historiador Edward Gibbon, quien, para argumentar su tesis acerca de que el cristianismo es la causa interna de la decadencia del Imperio Romano, utiliza la leyenda de Hipatia y declara a Cirilo responsable de todos los conflictos que estallaron en Alejandría en el siglo V. Más tarde llegarán las versiones románticas de Leconte de Lisle y otros, y finalmente el feminismo radical, para el que Hipatia fue la primera mártir de la misoginia propia del cristianismo. Todos los autores citados, y alguno más, tienen una cosa en común: son masones reconocidos.

Una de las grandes mentiras de la historia que se quiere propagar es que la mujer fue libre en Grecia y en Roma hasta que llegó el cristianismo y la sometió la sujeción del hombre; a esta idea también contribuye la película. Lo cierto es que en Grecia la mujer era considerada una cosa más de la casa, y en Roma, no era una «sui iuris», es decir, titular de derechos, sino que era considerada «capiti diminutio», como un niño o un incapacitado y, por tanto, estaba sometida a la tutela o la «manus» del padre o del marido. Por el contrario, fue el cristianismo el que consideró al hombre y a la mujer iguales en naturaleza, pues ambos son hijos de Dios y hermanos en Cristo; y prueba de ello es que las primeras manifestaciones de mujeres libres autodeterminándose, pese a la voluntad de sus padres o del estado, fueron las primeras mártires cristianas víctimas de las persecuciones romanas, tales como Inés Ágata o Cecilia. Y precisamente la explicación fundamental en torno al odio a Cirilo está en esta cuestión. Independientemente de que la carta de san Pablo a Timoteo no refleja precisamente una visión emancipada de la mujer, no es creíble que Cirilo la impusiera como literalidad a cumplir, porque es precisamente Cirilo quien más ha exaltado en la historia de la humanidad la condición femenina, pues a él se debe la expresión «Theotokos», palabra griega que significa madre de Dios.

El personaje del que hablamos, al que la película presenta con caracteres parecidos a Bin Laden para luego dejar en letras la explicación de que a ese «energúmeno» que ustedes han visto la Iglesia católica lo hizo Santo y LeónXIII lo declaró doctor de la Iglesia, efectivamente es san Cirilo de Alejandría. Él fue el que derrotó a la herejía Nestoriana en el Concilio de Éfeso del 431. En esencia, la disputa consistía en si María era madre de Cristo o madre de Dios. De la respuesta a esta cuestión surge algo muy importante: la doble naturaleza divina y humana en una persona llamada Cristo. Cirilo consiguió que se convocase un concilio en Éfeso, puesto que era el lugar donde vivió sus últimos años la Virgen María, y logró que la Iglesia declarase el primer dogma mariano de la historia: María, Madre de Dios. Hasta aquel momento nadie en la historia había conseguido colocar a un ser humano mujer por encima de cualquier hombre. Éste es el personaje que en el fondo persigue la leyenda de Hipatia; curiosamente, Beltrand Rusell comienza su «Historia del pensamiento occidental» con una irónica semblanza de san Cirilo diciendo: «El motivo principal de su fama es el linchamiento de Hipatia». Todo esto huele excesivamente a podrido.

Jesús Trillo Figueroa es Abogado del Estado (e)
* Publicado en el diario La Razón

 

LO QUE SABEMOS SOBRE HIPATIA DE ALEJANDRÍAMATEMÁTICA Y FILÓSOFA. ASESINADA EN MARZO DEL 415

 DATOS QUE PARECEN MÁS SEGUROS

  1.  Hipatia significa "La más grande".
  2.  No se sabe exáctamente cuándo nació, pero sí que murió en marzo del año 415, en Alejandría.
  3.  Era miembro de una familia destacada. Su padre, Teón, fue un científico conocido, miembro del Museo, escritor, interesado en textos herméticos y órficos. Tenía una gran erudición matemática y astronómica, especialmente sobre sus predecesores alejandrinos, y contagió a su hija el interés por esas cuestiones.
  4. El otro gran interés de Hipatia fue la filosofía. A propósito de esto, formó un grupo (integrado por personas de buenas familias) que basaba su convivencia en el sistema platónico de las ideas y en lazos interpersonales. Esta comunidad presenta rasgos de influencia gnóstica: por ejemplo, hablan de misterios para denominar los conocimientos que les transmite su "guía divina", y creen que las personas de rango social inferior son incapaces de comprender estas cuestiones.
  5. Gozaba de gran autoridad moral entre sus contemporáneos, que admiraban especialmente su autodominio, manifestado en la abstinencia sexual (se mantuvo virgen toda su vida), la modestia en el vestir (se cubría con el llamado "manto filosófico") y, en general, la moderación en el modo de vida.
  6. No practicaba activamente el paganismo, ni le atraía el politeísmo; simplemente lo consideraba un elemento más de la cultura griega que tanto admiraba. Es decir, su platonismo no incluía la celebración de rituales, magia o adivinación. De hecho, entre sus discípulos había cristianos y personas que simpatizan con el cristianismo (dos de ellos llegaron a ser consagrados obispos, como Sinesio de Cirene). Hipatia protegía a sus alumnos cristianos y había amistad entre éstos y sus compañeros paganos.
  7. Se produjo un desencuentro entre el prefecto de la ciudad, Orestes, y el obispo Cirilo, por las injerencias de éste último en cuestiones civiles y los enfrentamientos entre judíos y cristianos (aunque hay que recordar que Orestes era cristiano, como correspondía en esa época a un representante del emperador). Hipatia se puso del lado de Orestes y recordó a Cirilo el ejemplo de su antecesor, Teófilo, que, a pesar de ambición y su campaña contra el paganismo, no era dictador y buscaba y conseguía el apoyo de las autoridades imperiales: había colaboración armoniosa entre autoridades civiles y eclesiásticas. 
    De hecho, ella siempre se había relacionado libremente con las autoridades municipales y nunca nadie la había molestado; podía manifestar su independencia política en lugares públicos sin problema, y la gente sabía que los gobernantes buscaban sus consejos. 

    Ahora, en cambio, empieza a haber rumores de que ella es la causa de que obispo y prefecto no se reconcilien, que se acentúan cuando Orestes se muestra intransigente a una reconciliación con Cirilo. Además, empiezan a circular otros rumores calumniosos sobre Hipatia y su relación con supuestas ceremonias mágicas, hechizos satánicos, etc.
  8. Años 414-415: Hipatia pasa de observadora a participante activa en política, ayudando a Orestes a crear una especie de partido político; en respuesta, surge otro que apoya a Cirilo. Los partidarios de éste último se hallan preocupados por la influencia de Hipatia y las relaciones influyentes que posee (entre ellas, algunos cristianos).
  9. Marzo de 415: en plena Cuaresma, una multitud, al mando de un tal Pedro, se abalanza sobre la litera de la filósofa cuando ésta volvía a casa tras un paseo por la ciudad. La golpean y la arrastran hasta el Cesarión, un antiguo templo de culto al emperador transformado en iglesia, donde la golpean de nuevo con tejas; a continuación, llevan sus restos hasta el Cinareo, donde los queman.
  10. El de Hipatia parece más un asesinato político, no religioso, provocado por viejos conflictos. Tras este hecho, Orestes renunció a la lucha y se fue de Alejandría para siempre, de modo que las únicas protestas que hubo, más bien tímidas, vinieron de los concejales. Finalmente la ciudad se pacificó.

 DATOS PROBABLES

  1. Existen divergencias entre los expertos sobre la fecha de nacimiento de Hipatia. Las propuestas oscilan entre el 355 y el 370 d.C., aunque la primera resulta más verosímil; en otras palabras, es bastante probable que la filósofa alejandrina rondara los 60 años cuando fue asesinada.
  2. El carácter exaltado de los alejandrinos pudo influir decisivamente en el lamentable episodio de la muerte de la filósofa. Dicho carácter se muestra en el hecho de que en aquella época hubo otros crueles asesinatos, como los de dos obispos impuestos a los alejandrinos por la corte imperial de Constantinopla: Jorge de Capadocia, que en el año 361 fue atado a un camello, despedazado y sus restos quemados; y Proterio, que en el 457 fue arrastrado por las calles y arrojado al fuego. Igualmente, pocos años después del asesinato de Hipatia, en el 422, el prefecto imperial fue muerto en un tumulto. De hecho, el propio obispo Cirilo reprochó al pueblo su carácter levantisco y pendenciero, en su homilía pascual del año 419.

 DATOS HIPOTÉTICOS

  1. Algunos creen que pudo estar casada con un tal Isidoro, aunque no hay datos que lo demuestren y, a la luz de lo que sabemos, resulta bastante improbable.
  2. Tampoco está claro que el asesinato de la filósofa se produjera por orden del obispo Cirilo, aunque algunas fuentes parecen acusarlo indirectamente de ello.
  3. Es posible que la actividad política de Hipatia estuviera apoyada por los judíos de la ciudad, puesto que Orestes apoyaba a su vez la resistencia de éstos contra el obispo.

BIBLIOGRAFÍA:

– Dzielska, María, Hipatia de Alejandría, Ediciones Siruela, Madrid, 2004 (2ª edición: 2006).
– Sinesio de Cirene, Cartas, Introducción, traducción y notas de F. A. García Romero, Editorial Gredos, 1995.

– Sócrates Escolástico (Sócrates de Constantinopla), Historia ecclesiastica, libro VII, capítulos 13 a 15.
– Juan Malalas, Chronographia, capítulo 14

 https://www.primeroscristianos.com/lo-que-sabemos-sobre-hipatia-de-alejandria-1/

EL SANTO CURA DE ARS ORA Y AMA en la pluma del P. Esteban Puig

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P. Esteban PUIG T., Orar y amar(San Juan María Vianney) (Ediciones CDSCO, Lima, 2018, pp.76)

 

Junto a la biografía completa, profunda y amena de F. Trochu, el autor nos comparte lo mejor de la obera "Le Curé D´Ars. Authentique" de Mgr. René Fourrey y editado en castellano por "La Hormiga de Oro" de Barcelona en 1999.

Se resalta la vida heroica y sacerdotal del santo tanto en la exposición de su vida como en compilar los textos y las palabras más significativas para la vida cristiana "con el matiz tan dulce, amoroso y tierno de nuestra forma latinoamericana en expresarnos" (Introd.)

La obra sigue un orden cronológico (1786-1859), distribuida en diez capítulos en los que se inserta lo más destacado de su vida y misión: infancia y juventud, estudios (desertor, liberación), seminarista-diácono-sacerdote y coadjutor de Ecully, el P. Belley-su parroquia-iniciación al ministerio, sus primeros pasos en Ars, apoyo a las parroquias vecinas-penas y diabluras, las grandes pruebas-consagración a la Virgen, la huida-el regreso, religiosos-canónigo Vianney-fuga de 1853, últimos meses de su vida-muerte.

Demás está el decirles que se lee de un tirón pero con la gracia estilística del autor siempre convida a saborear, paladear cada capítulo.

Uno se queda con las ganas de ser como él, enamorado de Dios, entregado hasta el extremo por sus fieles, y con un sentido del humor, que lo hace tan humano y atractivo.

Como se lee en la contraportada: "este libro puede ser un acicate para animar a los sacerdotes, a los seminaristas y muchos más, que quieran responder al plan que Dios tiene para los hombres". 

José Luis Pérez Guadalupe Entre Dios y el César. El impacto político de los evangélicos en el Perú y América Latina

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José Luis Pérez Guadalupe Entre Dios y el César. El impacto político de los evangélicos en el Perú y América Latina (IESC-Konrad Adenauer, Lima, 2017, 234 pp)

El autor deja bien claro que el tema le acompaña noche y día por más de tres décadas y le ha tocado escuchar, hablar o escribir en muy diversos escenarios y ámbitos. Participó en APARECIDA y sus propuestas sobre asunto tan candente fueron recogidas en el documento final.

Esta obra fue muy bien publicitada en el momento de su aparición y fue acompañada de entrevistas en radio, prensa, TV, comentarios. Se puede leer en internet y conseguir fácilmente gracias a los auspicios de la Fundación Adenauer: https://www.kas.de/c/document_library/get_file?uuid=ffeede96-e170-c2c0-6b61-e19587eb1f4e&groupId=252038.

Selecciono un párrafo "autobiográfico" del autor que nos explica varias de las claves de su obra: "Ciertamente, cumplir el reto de escribir este libro no me ha sido fácil, ya que solamente contaba con diez meses para ponerlo en la imprenta. Pero, al desempolvar mis textos de consulta y convocar antiguas amistades, me vino a la mente esos largos años de experiencia y conocimiento de las Iglesias Evangélicas, desde que mi hermana mayor, me llevara por primera vez a una de sus comunidades cuando yo tenía apenas 10 años. Si bien yo permanecí en la Iglesia Católica, nunca olvidé esas ceremonias y escuelas dominicales de la iglesia Alianza Cristiana y Misionera, ni el fervor evangelizador de sus predicadores" (p.12).

El libro se articula en tres capítulos. El crecimiento evangélico en América Latina (Nuevo panorama religioso latinoamericano, el crecimiento evangélico a costa del decrecimiento católico, las razones de la migración religiosa). La historia política de los evangélicos (El trasfondo de las Iglesias Evangélicas en América Latina; la historia política de los evangélicos en el Perú). El protagonismo político de los evangélicos en América Latina (Evangélicos y participación política; el futuro de los evangélicos en América Latina).

Gracias a su autor por su generoso donativo a la Biblioteca de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. 

Evangelicos y poder en América Latina. José Luis Pérez Guadalupe-Sebastián Grundberger (eds)

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José Luis Pérez Guadalupe-Sebastián Grundberger (eds) Evangelicos y poder en América Latina (IESC-Konrad Adenauer, Lima, 2018, 436 pp)

"Como se puede los evangélicos llegaron para quedarse, se que3daron para crecer y crecieron para conquistar. Pero esa conquista no sólo se ha restringido al ámbito religioso, sino que se ha extendido también al social y político" p.91
Selecciono este párrafo como representativo de la prosa documentada, ágil, irónica, realista, de J.L. Pérez Guadalupe, coeditor de la obra, autor de la introducción y co-autor del artículo referido al Perú. 
Da gusto ver la claridad y precisión en asunto tan complejo y significativo para entender la trayectoria de nuestra región. Junto al magistral análisis de conjunto, se brindan estudios pormenorizados de las diez naciones más representativas: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México, Panamá y Perú. 
Agradezco su generosa donación que comparto para la biblioteca de la Universidad Católica San José. Puede consultarse en: https://www.academia.edu/…/Evang%C3%A9licos_y_Poder_en_Am%C…



P. Carlos Rosell Rosa Gattorno. Al pie de la cruz. Reflexiones espirituales (Paulinas, Lima, 2016, 125 p

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P. Carlos Rosell Rosa Gattorno. Al pie de la cruz. Reflexiones espirituales (Paulinas, Lima, 2016, 125 pp)

La Familia de Santa Ana (Hijos, Hija, Instituto Secular, Movimiento de la Esperanza) cuenta ya con un excelente manual de oración y espiritualidad gracias al presente trabajo del P. Carlos, quien ha volcado en el librito lo mejor de su ciencia teológica, oración y apostolado.

En 19 apartados se exponen los temas y asuntos más importantes de la vida y misión de la Beata, iluminados por un texto bíblico, una reflexión temática, un pensamiento propio de ella glosado por el autor del libro, culminando con una pregunta concreta como examen de conciencia y un propósito de vida.

El propósito de la obra –en testimonio del autor- es favorecer el trato de los lectores con la Santísima Trinidad, al igual que hizo Rosa, para que sus vidas sean luces en la noche de nuestro tiempo como lo fue la vida de cruz (joven, esposa, viuda, religiosa) de la santa protagonista, Rosa Cattorno (1831-1900) fundadora de esta familia católica.

DATOS DE SU VIDA Y OBRA

http://santaanacusco.edu.pe/identidad/madre-rosa/

Nació en Génova el 14 de octubre de 1831, de una familia de condición económica acomodada, de buena posición social y de profunda formación cristiana. Fue bautizada el mismo día, en la Parroquia de San Donato, con el nombre de Rosa María Benedetta. En el padre Francisco y en la madre Adelaida Campanella, ella como sus otros cinco hermanos, encontró los primeros formadores esenciales de su vida moral y cristiana. A los doce años recibió la confirmación en Santa María de las Viñas, de manos del Arzobispo Cardenal Plácido Tadini.

Durante su juventud, le fue impartida la instrucción en casa, como era usanza en las familias acomodadas del tiempo. De carácter sereno, amable, abierto a la piedad y a la caridad, sin embargo firme, supo reaccionar ante la conflictualidad del clima político y anticlerical de la época, que afectó también a algunos componentes de la familia Gattorno. A los 21 años (5 de noviembre, 1852) , contrajo matrimonio con su primo Jerónimo Custo y se trasladó a Marsella. Una imprevista crisis financiera turbó muy pronto la felicidad de la nueva familia, obligada a volver a Génova marcada por la pobreza. Desgracias aún más graves la amenazaban, su primera hija Carlota afectada de una improvisa enfermedad quedó sordomuda para siempre; el tentativo de Jerónimo para hacer fortuna en el extranjero se concluyó con el regreso, agravado por una funesta enfermedad; el gozo de los otros dos hijos fue profundamente turbado por el fallecimiento del marido, que la dejó viuda a menos de seis años de casada (9 de marzo, 1858) y después de algunos meses la pérdida de su último hijito.

El apremiar de tantos acontecimientos tristes, marcó en su vida un cambio radical que ella llamará "su conversión" a la oferta total de sí al Señor, a su amor y al amor del prójimo.

Purificada por las pruebas, pero fuerte en el espíritu, comprendió el verdadero sentido del dolor, enraizándose en la certeza de su nueva vocación.

Bajo la guía del confesor don José Firpo emitió en forma privada los votos perpetuos de castidad y obediencia en la fiesta de la Inmaculada del 1858; enseguida también el de pobreza (1861), en el espíritu del pobrecito de Asís, como terciaria franciscana. Desde el 1855 había obtenido el beneficio de la comunión diaria, no común en aquel tiempo. A tal manantial de gracia quedó constantemente anclada y sostenida por una siempre mayor intimidad con el Señor, en la cual encontró apoyo, ardor misionero, fuerza e impulso para el servicio a los hermanos.

En 1862 recibió el don de los estigmas ocultos, percibidos más intensamente los días viernes.

Ya esposa fiel y madre ejemplar, sin sustraer nada a sus hijos, siempre tiernamente amados y acompañados, con una mayor disponibilidad aprendió a compartir los sufrimientos de los otros, prodigándose en apostólica caridad: "me dediqué con mayor fervor a las obras piadosas y a frecuentar los hospitales y a los pobres enfermos a domicilio, socorriéndoles con cuanto podía y sirviéndoles en todo".

Las asociaciones católicas en Génova la solicitaban y así, aun amando el silencio y el anonimato, todos notaron el carácter genuinamente evangélico de su tenor de vida. Progresando en este camino le fue confiada la presidencia de la "Pía Unión de las nuevas Ursulinas, Hijas de Santa María Inmaculada", fundada por Frassinetti y por expreso deseo del Arzobispo Monseñor Charvaz, también la revisión de las reglas destinadas a la Pía Unión.

Justamente en aquella circunstancia (febrero 1864), en un clima de más intensa oración, delante del Crucifijo, recibió la inspiración de una nueva regla para una suya específica Fundación.

Temiendo ser obligada a abandonar los hijos, reza, hace penitencia, pide consejo. Fray Francisco de Camporosso, santo capuchino lego, aun mostrándose temeroso por las graves tribulaciones que se perfilaban, la sostiene dándole valor; de igual manera lo hacen el confesor y el Arzobispo de Génova.

Advirtiendo siempre más insistentes sus deberes de madre, quiso la confirmación competente de la misma palabra de Pío IX, con la secreta esperanza de ser aliviada. El Pontífice en la audiencia del 3 de enero de 1866, la exhorta en cambio a iniciar de inmediato la fundación, agregando: "Este Instituto se extenderá rápidamente en todas las partes del mundo; Dios pensará en tus hijos, tú piensa a Dios en su obra". Aceptó, entonces, cumplir la voluntad del Señor y como después escribió en sus memorias: "con generosidad hice a Dios la oferta y le repetía las palabras de Abraham: "Heme aquí para cumplir tu voluntad "… me ofrecí víctima por su obra y recibí consolaciones muy grandes…".

Superadas las resistencias de los parientes y abandonadas las obras de Génova, no sin disgusto de su Obispo, da inicio en Placencia a la nueva Familia Religiosa que denominó definitivamente "Hijas de Santa Ana, Madre de María Inmaculada" (8 diciembre 1866). Vistió el hábito religioso el 26 de julio de 1867 y el 8 de abril de 1870 emitió la profesión religiosa junto a doce hermanas.

En el desarrollo del Instituto recibió la colaboración del P. Juan Bautista Tornatore, sacerdote de la Misión, a quien pidió expresamente que escribiera las Reglas y que luego fue considerado Cofundador del Instituto.

Confiada totalmente a la Providencia divina y animada desde el principio de un valeroso impulso de caridad, Rosa Gattorno dio inicio a la construcción de la "Obra de Dios", como la había llamado el Papa y como la llamará siempre también ella, elegida para cooperar, en espíritu de donación materna, atenta y solícita hacia las diversas formas de sufrimiento y de miseria moral o material, con la única intención de servir a Jesús en sus miembros adoloridos y heridos y de "evangelizar ante todo con la vida".

Da inicio a varias obras de servicio para los pobres y enfermos de cualquier enfermedad, para las personas solas, ancianas, abandonadas; los pequeños e indefensos; las adolescentes y las jóvenes "en peligro" a quienes proveía una instrucción adecuada y la sucesiva inserción en el mundo del trabajo.

A estas formas, se agregan muy pronto la apertura de escuelas populares para la instrucción de los hijos de los pobres y otras obras de promoción humano-evangélica, según las necesidades más urgentes de la época, con una efectiva presencia en la realidad eclesial y civil. Llamaba a sus hijas "Siervas de los pobres y ministras de la misericordia" y las exhortaba a acoger como signo de predilección del Señor el servicio a los hermanos, cumpliéndolo con amor y humildad: "Sean humildes… piensen que son las últimas y las más miserables de todas las criaturas que prestan su servicio a la Iglesia, de la cual tienen la gracia de formar parte".

A menos de diez años de fundación el Instituto obtuvo el Decreto de Aprobación (1876), y la aprobación definitiva en 1879, mientras que para la aprobación de las reglas se tuvo que esperar hasta el 26 de julio de 1892.

Muy apreciada y estimada por todos, colaboró en Placencia con el Obispo Monseñor Scalabrini, ahora beato, en modo particular en la obra a favor de las sordomudas por él fundada.

A pesar de todo, no fueron ahorradas a Madre Rosa Gattorno pruebas, humillaciones, dificultades y tribulaciones de todo género. No obstante, esto, el Instituto se difundió rápidamente en Italia y en el extranjero, realizando así el ardiente deseo misionero de la fundadora: "Amor mío! Cómo me siento arder de deseo de hacerte conocer y amar por todos; quisiera atraer a todo el mundo, dar a todos, socorrer a todos… quisiera correr por doquier y gritar fuerte para que todos vengan a amarte". "Amor mío, ¿cómo puedo hacer para que todo el mundo te amé?… Sírvete una vez más de este tu miserable instrumento para reavivar la fe y la conversión de los pecadores". Este impulso generoso brotado a los pies de su "Sumo Bien", que la atraía siempre más irresistiblemente a sí, constituyó el anhelo profundo del corazón de Ana Rosa Gattorno, hasta impulsarla a ofrecer totalmente su vida en una continua inmolación por la gloria y complacencia del Padre.

 

Ser "portavoz de Jesús" y hacer llegar a todos los hombres el Amor que salva, fue siempre el anhelo profundo de su corazón. En 1878 enviaba ya a las primeras Hijas de Santa Ana en Bolivia, después Brasil, Chile, Perú, Eritrea, Francia, España.

 

En Roma, donde había iniciado su obra desde el 1873, organizó escuelas masculinas y femeninas para los pobres, jardines infantiles, asistencia a los hijos recién nacidos de los obreros de la Manufactura de tabaco, casas para ex prostitutas, mujeres de servicio doméstico, enfermeras a domicilio, surgió también la Casa Generalicia, con la Iglesia anexa.

A su muerte dejó 368 casas, en las cuales desempeñaban su misión 3.500 hermanas.

El secreto de su camino de santidad, del dinamismo de su caridad y de la fuerza de ánimo con la cual supo afrontar con fe robusta todos los obstáculos y guiar por 34 años, con dedicación plena, valor y clarividencia el Instituto, fue su continua unión con Dios y un total y confiado abandono en El: "No obstante en medio de tanto tumulto de un abismo de trabajo, nunca he quedado privada de la unión con mi Bien"; la atención y docilidad a los impulsos del Espíritu, la íntima y amorosa participación a la pasión de Cristo; la incesante súplica por la conversión de los pecadores y la santificación de todos los hombres.

Nutrió hacia la Iglesia un vivo sentido de pertenencia y fue siempre humilde, devota y obediente a las directivas del Papa y de la Jerarquía.

En su predilección por Santa Ana, vivió un amor especial hacia María en quien se confió enteramente para ser toda de Dios y toda de los hermanos.

Puro y simple instrumento en las manos del "delicado Artífice", conformada a Cristo pobre y víctima de amor con El, realizó en su vida el anhelo inculcado a sus hijas: "Vivir por Dios y morir por El, gastar la vida por amor".

Así vivió hasta febrero de 1900, cuando afectada por una inesperada enfermedad, se agravó rápidamente. Sometida a duras pruebas de penitencia, frecuentes y extenuantes viajes, una intensa correspondencia epistolar, preocupaciones y grandes disgustos, su físico no pudo más. El 4 de mayo recibió el sacramento de los enfermos y dos días después el 6 de mayo, a las 9 de la mañana, cumplido su peregrinaje terreno se extingue santamente en la Casa General.

La fama de santidad que ya había irradiado en vida, irrumpe en ocasión de su muerte, creciendo ininterrumpidamente en todas partes del mundo.

Expresión de un singular designio de Dios, en su triple experiencia de esposa y madre, viuda y después religiosa- fundadora, Rosa Gattorno ha honrado la dignidad y el "genio de la mujer" en su misión al servicio de la humanidad y la difusión del Reino. Siempre fiel a la llamada de Dios y auténtica maestra de vida cristiana y eclesial, permaneció esencialmente madre: de sus hijos, que constantemente acompañó; de las hermanas, que profundamente amó; y de todos los necesitados, de los sufridos y de los infelices, en cuyo rostro contempló al mismo Cristo, pobre, llagado y crucificado.

Su carisma se ha difundido en la Iglesia con el surgir de otras formas de vida evangélica: Hermanas de vida contemplativa, Asociación religiosa de vida sacerdotal, Instituto Secular y Movimiento eclesial de laicos, activamente operante en la Iglesia en casi todas partes del mundo.

MERCEDARIO JULIÁN UBALDE, COLECTOR DE REDENCIÓN, POR TIERRAS DE MOQUEGUA SIGLO XVIII

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El celoso mercedario Fray Julián Ubalde a fines del siglo XVIII, procurador colector jubilado de redención, por tierras de Cuzco, Arequipa, Moquegua

Me ha impactado el entrañable y crudo relato de este fervoroso mercedario redentor de cautivos que nos comparte su empeño misionero en días difíciles para el Perú, con los sucesos de Túpac Amaru II, el tránsito del virreinato a la República, cuando la religiosidad conventual decae, pero el día a día del consagrado religioso se mantiene, especialmente en el cuarto voto de trabajar por redimir cautivos. Lo transcribo como homenaje a los Mercedarios en su VIII Centenario, particularmente a Monseñor Severo Aparicio, quien me lo dio a conocer y que él tomó delArchivo Mercedario de Cusco, "Libro de provincia", 1777-1819, ff.232-233

Representación del P. Fr. Julián Ubalde, procurador colector jubilado de redención al Capítulo Provincial del Cusco de 1795

 

"Que desde el año 1773 me puso la obediencia en esta Villa de Moquegua en el ministerio de la colección de las limosnas de nuestros hermanos los cautivos, sacándome del ministerio de predicador del convento de la ciudad de Arequipa y ejercitándome en este nuestro principal instituto, no solamente en la colección de las dichas limosnas en esta dicha villa 22 años, sino también en la predicación de la redención como lo previene nuestras Constituciones en la Dist. II, capt. 2, no solamente un solo sermón al año, como allí se previene, sino muchos y para este efecto establecí, a impulso de mi devoción, la fiesta de nuestra Madre de las Mercedes en esta Villa, hasta el presente verla dotada; ejercitándome también en el confesonario y demás ministerios, en ayuda de los párrocos para mover con esto la devoción de los fieles para que constituyan con sus limosnas a nuestros los cautivos como se puede ver en las partidas que tengo entregadas a los RR. Padre Provinciales, Visitadores y Comendadores, en medio de estar esta Villa tan atrasada, y corriendo una voz tan pública de que ya no hay redención, que han sido partidas crecidas y habiéndolas sumados por los recibos de dichos RR Padres y depositarios, sí del convento del Cuzco como del de Arequipa, ha ascendido su cantidad a 8.700 y tantos pesos que tengo entregados, sin que yo haya sacado de dicha limosna ni para un par de zapatos, ni menos me lo traían señalado los prelados, ni aún para la mantención natural, exceptuando los gastos precios e indispensables para la recaudación de dichas limosnas, y aun en esto he ahorrado mucho por el favor de los amigos, padeciendo muchas repulsas, desprecios y aun dicterios, a fin de dar el lleno a esta mi obligación; pues muchas veces me he pasado en el valle el rigor del sol bajo de un árbol, sirviendo de pasto a los mosquitos, sin más alimento que un boquete de pan que acostumbro cargar para estas ocasiones, y lo restante del tiempo lo empleo en la enseñanza de la Gramática de algunos niños, porque siquiera me socorran para pasar el día, pues la escasez del lugar no contribuye por el altar para socorrer las indigencias naturales.

Y aun previniendo nuestras Sagradas Constituciones que ejercitemos este ministerio por espacio de doce años, y cumplidos que sean se exponga al Procurador de Redención al grado de Presentad de Púlpito, he continuado con este ministerio, sin más interés que cumplir con el cuarto voto que tengo profesado hasta la muerte, padeciendo, como he padecido hasta hoy, las indigencias naturales, por no tener auxilios temporales, ni de partido la región ni de parte de mis deudos, sino solo de la Divina Providencia que no me falta con lo necesario, atribuyéndolo al cumplimiento de mis obligaciones y de no haber dado, por su infinita piedad, mala nota de mi persona, procurando siempre dar buen lustre al santo hábito; como de todo lo sido son testigos todos los religiosos, así prelados como no prelados que han venido a este villa a recaudar los intereses que en ella tiene ese nuestro convento del Cuzco y si necesario fuere, daré una plena información así de los señores curas como del Cabildo seculares y principales señores de la República."

El Capítulo de 12 de junio de 1795 concluye que "enterado de la justicia de esta parte, le da las debidas gracias y suplica y encarga a su celo, religiosidad y eficacia, que continúe en tan laudable ejercicio con la misma actividad que hasta aquí: teniendo presente su mérito para la primera vacante que ocurra".

 

(Ilustración Celda del Padre Salamanca en Cusco y Mercedarios en Cusco 2019)

¡CON FLORES A PORFÍA, CON FLORES A MARÍA!

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¡CON FLORES A PORFÍA, CON FLORES A MARÍA!
Llegó mayo, el más bello del año, el de las flores, el de la madre, el de María. Y sus militantes "a porfía", a ver quién hace más por Ella, la siempre Bella, Virgen, Madre. Seguro que en primer lugar están los arequipeños que han caminado a pie desde la Blanca Ciudad hasta Chapi; luego los tres mosqueteros y D´Artañán que han ido desde Villa el Salvador hasta San Francisco y luego los que han ofrecido Misa, Rosario, Flores en el Hogar, en el Parque...donde transcurre la vida de cada día, pero todos con el amor sin medida, comenzando con buen pie el día del obrero, dedicado a San José, esposo de María. 
¡Madre, totus tuus! Comenzó la primera flor, la que te primrerea porque te lo mereces todo y nos quieres dar todo para vivir felices con el TODO, Jesús!

UN ROSARIO DE LA AURORA ¡COMO DIOS MANDA!

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UN ROSARIO DE LA AURORA ¡COMO DIOS MANDA!

Nunca he logrado entender el modismo "Acabar como el rosario de la aurora" y que la RAE lo define como: "Desbandarse descompuesta y tumultuariamente los asistentes a una reunión, por falta de acuerdo".

En mis 45 años de participación y organización de este filial homenaje a NUESTRA MADRE SANTA MARÍA –desde mi adolescencia salmantina, juventud cacereño-vallisoletana, hasta mi madurez peruana- siempre ha culminado en paz, gozo, comunión, amistad.

Les cuento la última, la de este sábado 4. Bastó comunicarlo a los vecinos del Parque, al grupo de fervientes de la Legión de María y un grupo de militantes de Santa María, 10 volantes, 2 afiches y a las 7 en punto comenzamos a cantar "VEN CON NOSOTROS A CAMINAR, SANTA MARÍA, VEN" y ya estábamos en familia, en torno a la Reina del Parque, María, en su advocación de la Medalla Milagrosa. Cinco canciones, cinco comentarios con sus intenciones, cinco paradas y, casi sin darnos cuenta, llegamos al rinconcito mariano del parque de la parroquia de Santa María Magdalena, al que acuden todos  los sábados –a las 7 a.m.- un grupo de la Legión de María y cuantos. Ofrecimos el rosario por la paz del mundo, por la concordia en el Perú, por el descanso eterno de quienes se nos habían adelantado a la eternidad (Rocío, Vicente…), por las familias, los jóvenes, nuestra Iglesia (desde el Papa, arzobispo, párroco, y hasta el último fiel)…todos cabían en nuestras oraciones. Algunos vecinos iban despertándose al escuchar el murmullo de nuestros rezos, la música de nuestras canciones, otros se nos unieron…Y por los parques visitados, con la sencillez  y casi timidez del sol rompiendo la aurora, íbamos sembrando deseos de verdad, belleza y bondad, como lucecitas dispuestas a vencer las tinieblas, semillas de bien que ahogan la maldad, encadenados por las cuentas del rosario al ritmo del mensaje de Fátima, "la Virgen nos manda las cuentas pasar, dice que el Rosario nos ha de salvar".

Sólo sé que al desgranar las 50 avemarías y culminar con las letanías, "Santa María, ruega por nosotros" y el cántico final de la Salve, nos costaba separarnos, ¡habíamos vivido un ratito de Cielo en la Tierra!

Gracias a quienes tuvieron la feliz iniciativa, gracias a quienes la secundaron…y ¡ánimo! Que se repita y multiplique. 

SIGUE AVANZANDO. Antonio Rojas (Madrid, 2019, 288 pp)

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Gracias, querido Antonio, por tu nuevo regalo, por tu nuevo chispazo de 130 energéticos espirituales para caminar, para avanzar…

Tú has contado muy bien lo que pretendes con esta paginita de cada día, tu pan sabroso y calentito de cada mañana….

"Para muchos de nuestros contemporáneos las primeras palabras de la mañana son las de los periódicos, radios o televisiones y estas palabras, normalmente, están saturadas de horrores: guerras, delitos, robos, obscenidades, corrupción…Con este desagradable aperitivo nos tomamos el desayuno cada mañana. Pero como la vida no es sólo eso (aunque también es eso), pensé en cómo distanciarme de semejante atmósfera fétida y malsana y disfrutar del aire limpio y cristalino que, durante 2 o 3 minutos, te dan «Las Chispas», pequeños oasis que nos posibilitan entrar  en las horas y los trabajos de la jornada con una dosis de aire limpio, que nos purifique el espíritu y fortalezca el interior para vivir una jornada serena y profunda que empuje a nuestra sociedad a la madurez humana.

La Chispa diaria es una propuesta de mejora para ser leída y meditada mientras desayunamos o nos desplazamos al lugar del trabajo. Se trata de abrir el día con ojos y actitud de optimismo y creatividad. O al contrario, al terminar el día, en el silencio que el velo de la noche envuelve al humano devenir, posibilitar la evaluación y el programa. Las chispas, pues, pueden ser esas palabras con fondo que despiertan las mañanas o que pueden resonar al ponerse el sol, llevando consigo lo mismo el perfume del alba que el cálido colorido del atardecer. Yo diría que una Chispa es un abrir los ojos y, observando a nuestro alrededor, descubrir esa enseñanza estimulante que podemos sacar de cada situación cotidiana. Cualquier cosa, cualquier detalle, cualquier gesto normal puede ser el punto de partida de esa reflexión personal que nos lleve a descubrir una realidad plena de valores que, normalmente, no vemos porque nos los tapan las prisas o la normalidad de lo cotidiano.

No pretendo hacer un código teórico de perfeccionamiento; he buscado comportamientos de vida al alcance de cualquier bautizado, convencido de que la mejor forma de combatir la oscuridad es que cada uno encienda su cerilla. Veces habrá que tengamos que exigir, a los responsables sociales, soluciones generales; pero siempre podremos poner nuestro granito de arena convencidos de que, como decía Ángel Ayala, «yo soy el salvador del mundo». Y, así, arrimado el hombro, siempre nos quedará la satisfacción de haberlo intentado.https://www.arguments.es/lachispa/el-por-que-de-la-chispa/

¡Qué bello prólogo te dedica el delegado diocesano de comunicación de Zamora, Juan Carlos López! ¡Qué paternal y amical el de Don Francisco, arzobispo de Pamplona, del que fuiste secretario y delegado de medios, y que acertadamente ha titulado LA MAGIA DE VIVIR CRECIENDO!

Yo sólo quiero poner en vitrina tus CHISPAS, compartiendo como botón de muestra la que has elegido como título. GRACIAS Y NO TE CANSES DE SEGUIR AVANZANDO llevándonos siempre a zaga de tu huella. ¡Y, a correr, trotar, caminar…leyendo! Que son 130

JAB

DÍA DE LA MADRE DEL MILITANTE DE SANTA MARÍA EN LIMA

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Rosario, Flores, Canciones, Regalo, Compartir en el Día de la Madre del Militante de Santa María 

En familia, con el calor de hogar, con la mirada en el Sagrario y Santa María, las 50 avemarías del Rosario, las encendidas palabras de las Flores a María compuestas por el Venerable P. Tomás Morales; luego, el simpático festival donde han debutado y consagrado artistas de 2 a 7 años, bien acompañados por sus papás, con canciones muy nuestras, populares, los preciosos regalos a las mamás, el gozoso compartir. ¡Cuánto cariño, cuánta entrega, cuánto amor de Madre!

  

“EL SODALICIO HA SIDO LO MEJOR QUE ME HA ACONTECIDO EN MI VIDA” (Gustavo Sánchez)

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"EL SODALICIO HA SIDO LO MEJOR QUE ME HA ACONTECIDO EN MI VIDA" (Gustavo Sánchez)

Amigo Gustavo: Gracias por permitir que tu corazón compartiese tus sentimientos más íntimos al celebrar los 25 años de la profesión perpetua en el Sodalicio de Vida Cristiana, en la fiesta de la Virgen de Fátima. Gracias por invitarme –como a cuantos colegas, alumnos, familiares, hermanos de tu comunidad- a participar en la entrañable misa, seguida de cordial mesa. Me emocionaron tus palabras: Gracias, Perdón, Recen por mí (y te quebraste) que tanto me recordaban el estilo de Francisco.

Sé lo consciente que eres del momento que vive tu Movimiento, lo que te duele y lo que luchas para que sea lo que Dios quiere que sea. ¡Qué palabras tan reconfortantes las pronunciadas por tu gran amigo y hermano, Monseñor José Antonio Eguren!

Anoche pensaba en los vaivenes de la Iglesia, en sus momentos de luz y de sombra, pero estelares. Al recordar al querido P. Armando Nieto, pensé en la Compañía de Jesús, congregación que llegó a ser expulsada injustamente de tantos lugares, incluso llegó a ser suprimida. Pero, después del eclipse, el sol brilla más. Y así les pasó a los Jesuitas.

En tres minutos nos distes las claves para vivir los tiempos recios. Gratitud por todo lo bueno, porque ahí está el dedo de Dios, su gracia, su misericordia; perdón, por todo lo malo y negativo; oración, sobre todo en el momento de cruz y de dolor.

Como acaba de recordar el Papa Francisco en su motu proprio "VOS ESTIS LUX MUNDI" (7 mayo 2019) acerca de lo que están viviendo tan de cerca: «Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte» (Mt 5,14). Nuestro Señor Jesucristo llama a todos los fieles a ser un ejemplo luminoso de virtud, integridad y santidad".

Sé que por el mero hecho de esta nota o por mostrar mi apoyo me criticarán, no me importa. Del árbol caído lo más fácil es hacer leña. Lo cortés no quita lo valiente. Mientras que hay vida, hay esperanza. Y ayer, y en tantos momentos, he visto vida y vida en abundancia. Sé que están cumpliendo lo que la Iglesia, Madre y Maestra, les ha pedido como han manifestado en su reciente Asamblea general de enero de 2019 en Aparecida https://www.aciprensa.com/noticias/sodalicio-termina-su-asamblea-general-con-nuevo-pedido-de-perdon-por-abusos-y-maltratos-47905

Amigo, Gustavo, me uno a tu petición de orar por ti, ¿quién no necesita de oraciones? Y lo hago  recitando el ¡ACORDAOS! de la mano de Santa María en la advocación de Fátima, ayer 13, hoy Nuestra Señora de la Evangelización. ¡Felicitaciones por tus 25 años! Gracias por tus más de 30 años de servicio teológico en la Facultad de Teología, en Champagnat… Y que el Sodalicio –como para ti- sea lo mejor para  cientos de jóvenes y familias.

José Antonio Benito 


CONVICTORIO DEDICADO AL LEGADO DE MONSEÑOR ÓSCAR ALZAMORA EN EL VIGÉSIMO ANIVERSARIO DE SU MUERTE

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CONVICTORIO DEDICADO AL LEGADO DE MONSEÑOR ÓSCAR ALZAMORA EN EL VIGÉSIMO ANIVERSARIO DE SU MUERTE

Este miércoles 15 de mayo los Encuentros Bicentenario "Convictorio 2021" se han dedicado a honrar la memoria de MONSEÑOR ÓSCAR ALZAMORA (+1999) estudiando su LEGADO AL NUEVO PERÚ EN VÍSPERAS DEL BICENTENARIO 20 AÑOS DESPUÉS.

Dio la bienvenida el promotor de la iniciativa, Dr. José Antonio Benito, Director del Instituto de Estudios Toribianos, quien  motivó la pertinencia e importancia de la iniciativa, glosando la personalidad del que fue obispo de Tacna, auxiliar de Lima, y gran dinamizador del laicado en el Perú. Nacido en Lima11 de marzo de 1929, falleció el 19 de mayo de 1999, estudió en el Colegio Sagrados Corazones Recoleta y luego en el Santa María culminando en 1945.En la  Universidad Nacional de Ingeniería se graduó de arquitecto en 1953; cursó estudios de filosofía, teología y sociología en Suiza, Francia y Estados Unidos.

Escribió los siguientes libros: Misterio de salvación: una presentación del cristianismo, Iglesia y Política, Guía introductoria para la vida espiritual, La iglesia como tarea: una reflexión pastoral, La iglesia y los social, Perspectivas de una teología de la reconciliación, Ideología de género, sus peligros y alcance:http://www.staffcatholic.net/archivos/lexicon/ideologiadegenero.pdf.

Participó frecuentemente en radio, TV, así como en diversos diarios como en Opinión y Religión de El Comercio de Lima.

Llevado por su devoción a la Virgen María y su vocación al sacerdocio ingresa a la Sociedad de María, (Marianistas), siendo el primer sacerdote marianistas del Perú en 1963. Trabajó en la Parroquia Santa María Reina de San Isidro..  Fue  docente de la PUCP, de la Facultad de Teología, Pontificia y Civil de Lima y del ISET "Juan XXIII".

Fue electo Obispo de Tacna y Moquegua desde 1982 a 1991, fecha en que fue trasladado al Arzobispado de Lima, como obispo auxiliar. En este tiempo impulsó diversos círculos de estudio con profesionales (economía, derecho, salud, educación…) e intelectuales a los que presentaba y explicaba los documentos del Magisterio de la Iglesia. Colaboró de modo acucioso en la Conferencia Episcopal Peruana en temas educativos y culturales, así como en el candente asunto de la Teología de la Liberación.

Como primer ponente intervino José Antonio Varela, periodista, quien destacó en Monseñor Alzamora su inteligencia, voracidad lectora, su permanente inquietud para estimular a los comunicadores católicos fomentando su asociación, su presencia en el Sínodo de Lima, y en todos los medios.

En segundo lugar habló Álvaro Vera Gastañaduí, contador y economista, quien se centró en sus aportes a la relación del hombre y la sociedad, desde la Doctrina Social de la Iglesia, el Catecismo de la Iglesia Católica y documentos eclesiales, a partir de la evangelización de la cultura.

Por su parte, la doctora Carmen Meza Ingar, abogada, compartió sus reflexiones al candente tema de la Teología de la Liberación, su presencia en los consorcios de profesionales especializados en la Acción Católica y otras asociaciones como la de los químicos-farmacéuticos, además de los abogados.

Siguió José Belaunde Moreira, músico y humanista, hijo del célebre Víctor Andrés Belaunde, y padre de nueve hijos, nos compartió su amistad con Monseñor Alzamora gracias a las reuniones con Monseñor los domingos por la tarde en la parroquia de Santa María Reina.

A continuación hubo una rueda de preguntas con animado coloquio acerca de las diversas facetas cultivadas por el homenajeado. Como conclusión se vio la perspicacia de Monseñor Alzamora para clarificar temas como el de la "ideología de género", "teología de la liberación", "fe-cultura", transparencia y coherencia en la vida política, presencia en los medios y en la vida pública, sobre todo desde la educación y la familia.

Por feliz coincidencia este quince de mayo cumplía años el coordinador de estos amicales encuentros por lo que aprovecharon para felicitarle y degustar una rica torta en el mejor ambiente de familia, algo por cierto habitual en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima.

 

CONVICTORIO DEDICADO AL LEGADO DE MONSEÑOR ÓSCAR ALZAMORA EN EL VIGÉSIMO ANIVERSARIO DE SU MUERTE

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CONVICTORIO DEDICADO AL LEGADO DE MONSEÑOR ÓSCAR ALZAMORA EN EL VIGÉSIMO ANIVERSARIO DE SU MUERTE

Este miércoles 15 de mayo los Encuentros Bicentenario "Convictorio 2021" se han dedicado a honrar la memoria de MONSEÑOR ÓSCAR ALZAMORA (+1999) estudiando su LEGADO AL NUEVO PERÚ EN VÍSPERAS DEL BICENTENARIO 20 AÑOS DESPUÉS.

Dio la bienvenida el promotor de la iniciativa, Dr. José Antonio Benito, Director del Instituto de Estudios Toribianos, quien  motivó la pertinencia e importancia de la iniciativa, glosando la personalidad del que fue obispo de Tacna, auxiliar de Lima, y gran dinamizador del laicado en el Perú. Nacido en Lima11 de marzo de 1929, falleció el 19 de mayo de 1999, estudió en el Colegio Sagrados Corazones Recoleta y luego en el Santa María culminando en 1945.En la  Universidad Nacional de Ingeniería se graduó de arquitecto en 1953; cursó estudios de filosofía, teología y sociología en Suiza, Francia y Estados Unidos.

Escribió los siguientes libros: Misterio de salvación: una presentación del cristianismo, Iglesia y Política, Guía introductoria para la vida espiritual, La iglesia como tarea: una reflexión pastoral, La iglesia y los social, Perspectivas de una teología de la reconciliación, Ideología de género, sus peligros y alcance:http://www.staffcatholic.net/archivos/lexicon/ideologiadegenero.pdf.

Participó frecuentemente en radio, TV, así como en diversos diarios como en Opinión y Religión de El Comercio de Lima.

Llevado por su devoción a la Virgen María y su vocación al sacerdocio ingresa a la Sociedad de María, (Marianistas), siendo el primer sacerdote marianistas del Perú en 1963. Trabajó en la Parroquia Santa María Reina de San Isidro..  Fue  docente de la PUCP, de la Facultad de Teología, Pontificia y Civil de Lima y del ISET "Juan XXIII".

Fue electo Obispo de Tacna y Moquegua desde 1982 a 1991, fecha en que fue trasladado al Arzobispado de Lima, como obispo auxiliar. En este tiempo impulsó diversos círculos de estudio con profesionales (economía, derecho, salud, educación…) e intelectuales a los que presentaba y explicaba los documentos del Magisterio de la Iglesia. Colaboró de modo acucioso en la Conferencia Episcopal Peruana en temas educativos y culturales, así como en el candente asunto de la Teología de la Liberación.

Como primer ponente intervino José Antonio Varela, periodista, quien destacó en Monseñor Alzamora su inteligencia, voracidad lectora, su permanente inquietud para estimular a los comunicadores católicos fomentando su asociación, su presencia en el Sínodo de Lima, y en todos los medios.

En segundo lugar habló Álvaro Vera Gastañaduí, contador y economista, quien se centró en sus aportes a la relación del hombre y la sociedad, desde la Doctrina Social de la Iglesia, el Catecismo de la Iglesia Católica y documentos eclesiales, a partir de la evangelización de la cultura.

Por su parte, la doctora Carmen Meza Ingar, abogada, compartió sus reflexiones al candente tema de la Teología de la Liberación, su presencia en los consorcios de profesionales especializados en la Acción Católica y otras asociaciones como la de los químicos-farmacéuticos, además de los abogados.

Siguió José Belaunde Moreira, músico y humanista, hijo del célebre Víctor Andrés Belaunde, y padre de nueve hijos, nos compartió su amistad con Monseñor Alzamora gracias a las reuniones con Monseñor los domingos por la tarde en la parroquia de Santa María Reina.

A continuación hubo una rueda de preguntas con animado coloquio acerca de las diversas facetas cultivadas por el homenajeado. Como conclusión se vio la perspicacia de Monseñor Alzamora para clarificar temas como el de la "ideología de género", "teología de la liberación", "fe-cultura", transparencia y coherencia en la vida política, presencia en los medios y en la vida pública, sobre todo desde la educación y la familia.

Por feliz coincidencia este quince de mayo cumplía años el coordinador de estos amicales encuentros por lo que aprovecharon para felicitarle y degustar una rica torta en el mejor ambiente de familia, algo por cierto habitual en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima.

 

La existencia de los ángeles en la filosofía de Santo Tomás . P. Francisco José Delgado

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La existencia de los ángeles en la filosofía de Santo Tomás (introducción)

Francisco José Delgado, el 28.03.19 a las 10:15 AM

Santo TomásSanto Tomás dedica en sus obras un espacio llamativamente amplio al estudio filosófico y teológico de los ángeles. Estudiando la filosofía tomista siempre me llamó la atención la conexión que se daba en estos temas entre las distintas fuentes clásicas que recibe el Aquinate. Por eso decidí dedicarle mi tesina de licenciatura al tema de la existencia de las sustancias separadas, que en teología se llaman ángeles, un tema poco tratado y en el que se dan opiniones muy diversas. Ahora presento aquí la introducción de este trabajo, que me he autopublicado para que se pueda conseguir en un formato presentable.

En el desarrollo del libro he tratado con cierta extensión el asunto de la perfección del universo, dentro de la metafísica tomista. Es un punto muy interesante, que me gustaría comentar en algún artículo posteriormente, porque tiene conexiones muy interesantes con algunos temas que ya he tocado en otros momentos.

Advierto que, como es un trabajo académico, no está pensado para quien no tenga nociones básicas de metafísica.

Por la sugerencia de algún comentarista, ofrezco también las versiones electrónicas de mis dos libros. Los enlaces para la compra están al final del artículo.


La existencia de los ángeles en la filosofía de Santo Tomás

Necesse est ponere aliquas creaturas incorporeas

Introducción

Los ángeles estaban ya presentes en las distintas culturas humanas antes de la Revelación bíblica y del inicio de la reflexión racional y sistemática sobre la realidad. Ambos campos, el de la teología y el de la filosofía han asumido el estudio de estos seres, purificando su imagen y mostrando hasta qué punto son válidas las intuiciones de los antiguos sobre las criaturas espirituales.

La especulación filosófica tiene que reconocer sus límites ante la superioridad ontológica del mundo angélico. Los filósofos antiguos han disentido sobre muchas de las cosas relativas a los ángeles y no han podido avanzar demasiado en el conocimiento de las sustancias espirituales. La Revelación bíblica ha llevado a la plenitud de la verdad las semillas que el Verbo había diseminado entre los hombres. Sin embargo, la certeza que proporciona la Palabra de Dios no elimina la necesidad de una investigación racional sobre los seres angélicos, sino que la exige, como la fe busca entender. La teología se ha servido de los instrumentos que le proporciona la razón natural para establecer conclusiones desde los datos revelados, pero no ha dejado de haber polémicas acerca de algunos de los puntos de la doctrina sobre los ángeles.

Portada libroSanto Tomás de Aquino se ocupó de los ángeles en muchos de sus escritos, dedicándoles incluso una de sus últimas obras, que no pudo terminar. Su estudio es fundamentalmente teológico, pero, como sucede en otros muchos temas, requerirá la puesta en juego de los aspectos más elevados de su sistema filosófico, en el que conjugará lo mejor de las tradiciones anteriores.

Nosotros pretendemos realizar un acercamiento meramente filosófico a una de las cuestiones que se pueden estudiar sobre los ángeles, que los filósofos llaman inteligencias o substancias separadas. Nos preguntamos si se puede demostrar la existencia de los ángeles, y dirigimos nuestras dudas al Doctor Angélico, con la esperanza de hallar una respuesta en su enseñanza. No pretendemos, por tanto, realizar nosotros una demostración, sino atenernos a lo que santo Tomás haya dicho al respecto, tratando de presentar los textos fundamentales y explicando los principios que articulan sus propuestas.

Perseguiremos este objetivo en tres momentos distintos. En el primer capítulo estudiaremos la posibilidad para el hombre del conocimiento de los seres espirituales. Por el modo humano de conocer, que requiere de las imágenes, los ángeles se sitúan fuera de nuestro alcance natural. Pero ¿podrá demostrarse al menos su existencia? Para ello tendremos que presentar los tipos de demostraciones posibles y examinar cuáles podrían, en teoría, utilizarse para responder a la pregunta sobre si hay sustancias separadas.

Siendo que los argumentos pueden proceder a priori o a posteriori, nos ocuparemos en primer lugar de los segundos, es decir, de aquellos argumentos que parten de efectos cuyo conocimiento sí es adecuado a nuestra capacidad, para remontarse mediante la razón a las causas. Nos encontraremos con la vía aristotélica, que santo Tomás asumirá con importantes correcciones. Examinaremos si es posible mantener las vías a posteriori para demostrar la existencia de los seres inmateriales.

El tercer capítulo, que será el más extenso, tendrá que dar cuenta de los intentos de demostración a priori. Aunque la mayoría de las demostraciones a priori, cuando son posibles, suelen proporcionar un alto grado de certeza, las argumentaciones sobre la existencia de los seres espirituales se encuentran con muchas dificultades. Santo Tomás presenta distintas vías complementarias desde las que realiza un gran número de argumentos, basados en distintos principios de su sistema metafísico. Tendremos que exponer los textos con la minuciosidad posible, tratando de mostrar en qué medida los intentos de razonamiento del Aquinate ponen en juego los elementos más elevados de su filosofía.

No pretendemos dar una palabra definitiva en un campo en el que hay tantas y tan dispares opiniones. Nos basta con aprovechar este estudio para profundizar en la comprensión de la realidad que ofrece la filosofía tomista, desde los seres más ínfimos a los más elevados, en la unidad ordenada de un universo preñado de múltiples y diversos seres, y creado para expresar la infinita perfección de Aquél cuya esencia es su propio esse.


Existencia de los ángeles

Francisco José Delgado Martín, La existencia de los ángeles en la filosofía de Santo Tomás, Toledo, 2019

Enlace para la compra del libro

La necesidad de la fe explícita en Cristo en el P. José de Acosta, S.I del P. Francisco José Delgado

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Me complace compartirles el estupendo libro del P. Francisco José Delgado, fruto de su tesis de licenciatura y que él mismo comenta como nadie mejor puede hacer, tras su investigación y preparación para esta vistosa publicación. Aprovecho para agradecer su donación que he derivado a la Biblioteca de la Facultad de Teología donde pueden encontrar el ejemplar. 

José de Acosta y la necesidad de la fe (introducción)

José de AcostaEn su último post dentro de la serie sobre la Evangelización de América, el P. Iraburu hablaba de Santo Toribio de Mogrovejo, segundo arzobispo de Lima y patrón del Episcopado Hispanoamericano. Es una figura gigante de la Evangelización, de las que hubo una sorprendente abundancia durante los siglos de la construcción de la América hispana y cristiana. Esa abundancia es la única que puede explicar la titánica obra realizada por España y la Iglesia, que, gracias a Dios, hoy parece que se va volviendo a apreciar.

Junto a estos personajes, muchos proclamados santos, encontramos a una legión de personas que colaboraron con ellos, e incluso que fueron determinantes para muchas de sus ideas y empresas. Una de estas personas es el P. José de Acosta, S.I., al que cita Iraburu, y que es responsable de algunas de las cosas que menciona en su artículo, como la determinación de predicar el Evangelio a cada uno en su propia lengua. José de Acosta fue, en concreto, el principal autor de la Doctrina Christiana, que contenía dos catecismos (mayor y menor), un confesonario para indios y un riquísimo sermonario para predicar la doctrina a los indios.

Durante mi estancia en Perú tuve la ocasion de acercarme a las obras de este gran jesuita, y decidí dedicar mi tesina de licenciatura en teología a una de sus propuestas teológicas más polémicas: La necesidad de la fe explícita en Cristo en el P. José de Acosta, S.I. En otro momento ya publiqué el resumen que hice de la misma para la defensa académica. En este caso quiero reproducir la introducción de mi trabajo, porque he decidido autopublicarla para que se pueda adquirir.

Es un trabajo académico, no destinado a la divulgación, por lo que puede ser difícil para quien no conozca los rudimentos de la ciéncia teológica. No obstante, puede resultar interesante para los que quieran profundizar en este tema que tiene relación con tantas polémicas actuales sobre las religiones, el conocimiento de Cristo, la misión y la salvación de las almas.

La necesidad de la fe explícita en Cristo en el P. José de Acosta, S.I

Estudio de la controversia presentada en el libro V
de su De procuranda indorum salute

Introducción

Se ha insistido con frecuencia en el cambio de perspectiva sobre la motivación de las misiones como consecuencia del Concilio Vaticano II y su «optimismo salvífico», tal como lo denominó Karl Rahner, S.I.[1]. De acuerdo con este cambio, la preocupación por la salvación de los hombres, unida a la necesidad de la fe para esa salvación, pasa a un segundo plano como motivación para la acción misionera frente a la naturaleza universal de la Iglesia, fiel al mandato misionero de Cristo. Es, además, un lugar común el de señalar el «error» de San Francisco Javier al motivar su actividad misionera en la condenación de aquellos que, desconociendo el misterio de Cristo, no pudieran aceptarlo por la fe[2].

Joseph Ratzinger ha escrito que:

Hoy día no compartimos ya la opinión de Francisco Javier de que sin misiones los hombres deberán ir todos y sin remedio al infierno. Al lado de su referencia a la salvación y tal vez incluso antes que esa referencia inmediata, las misiones se fundan en que de ese modo la Iglesia realiza su propia dinámica interna, el estar abierta para todos, al expresar simbólicamente la hospitalidad de Dios que ha convidado a todos los hombres a ser comensales en el banquete de bodas de su Hijo[3].

PortadaUn texto fundamental sobre este tema sería el n. 16 de la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium, en el que el Concilio enseña que: «quienes, ignorando sin culpa el Evangelio de Cristo y su Iglesia, buscan, no obstante, a Dios con un corazón sincero y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, en cumplir con obras su voluntad, conocida mediante el juicio de la conciencia, pueden conseguir la salvación eterna»[4]. Detrás de esta formulación está la Carta del Santo Oficio al arzobispo de Boston de 1949[5] que responde a una notoria polémica protagonizada por el P. Leonard Feeney, S.I., que fue excomulgado por sostener, contra la fe católica, que solo podían salvarse aquellos que pertenecieran visiblemente a la Iglesia Católica[6].

La polémica sobre el tema de la salvación de los que ignoran el Evangelio ha sido en los tiempos más recientes de clave especialmente eclesiológica, centrándose en la correcta interpretación de la sentencia «extra Ecclesiam nulla salus», dado que la teología ha ido priorizando el papel salvífico de la Iglesia. Para San Francisco Javier y para los teólogos de su tiempo que seguían las enseñanzas de Santo Tomás, esta sentencia no suponía un gran problema, dado que, según el Angélico, el Extra Ecclesiam… se refiere fundamentalmente a la necesidad de la fe y los sacramentos, que se pueden encontrar únicamente en la Iglesia. La cuestión sobre la pertenencia a la Iglesia se transformaba para ellos en la cuestión sobre la necesidad de la fe[7].

La Carta del Santo Oficio antes citada afirma la suficiencia de la incorporación a la Iglesia con un voto implícito, de cara a la salvación, pero a la vez declara que «el voto implícito no puede tener efecto, si el hombre no tiene una fe sobrenatural»[8]. De la misma manera, aunque el Concilio haya afirmado decisivamente la universalidad salvífica (cf. Gaudium et Spes, 22), no se ha pronunciado en contra de la necesidad de la fe sobrenatural para la salvación.

Algunos consideran hoy como enseñanza de la Iglesia la posibilidad de la salvación de aquellos que no han llegado a la fe explícita en Cristo[9]. San Juan Pablo II parece indicar esto en su Carta Encíclica Redemptoris missio (cf. n. 10). Pero la suficiencia de la fe implícita no es, ni mucho menos, algo enseñado de forma continua en la tradición de la Iglesia sino, más bien, una doctrina que no aparece sino en torno a la reflexión teológica realizada por los teólogos de la primera Escuela de Salamanca respecto de los problemas derivados del descubrimiento del Nuevo Mundo, a partir del s. XVI.

Uno de los teólogos más importantes de aquel momento respecto de los temas relacionados con la misión es, sin duda, el P. Jose de Acosta, S.I. (1540 - 1600), que redacta un excelente manual misionológico titulado De procuranda indorum salute, fruto de su experiencia en el virreinato del Perú. Desde su posición privilegiada como teólogo por el contacto directo con aquellos que podían haber ignorado invenciblemente el Evangelio, Acosta sale al paso de las teorías de los teólogos de Salamanca en un célebre capítulo de su obra.

El estudio que estamos presentando es la disertación realizada para la obtención de la licenciatura canónica en Teología Dogmática, en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima el año 2017. Nos proponemos realizar una reconstrucción del problema al que se enfrenta Acosta, que es el de la necesidad de la fe explícita en Cristo para la salvación, partiendo de las fuentes de las diversas posturas, para poder valorar correctamente su respuesta.

Para alcanzar este cometido comenzaremos por esbozar una breve biografía del P. Acosta, con la presentación de sus obras fundamentales. Creemos necesario entretenernos en algunos aspectos de su vida que ayudan a entender su respuesta a la problemática teológica, sus fuentes de inspiración y algunas causas por las que su enseñanza no fuera más valorada en su momento.

Dedicaremos el segundo capítulo a presentar sumariamente los fundamentos escriturísticos y patrísticos sobre la necesidad de la fe en Cristo para la salvación. Haremos ver que todavía no se distingue entre fe implícita y fe explícita, distinción que no aparecerá hasta las presentaciones de los teólogos medievales que comentaremos, junto con las definiciones de los concilios, al final de dicho capítulo.

Todo el tercer capítulo tratará la elaboración teológica de Santo Tomás sobre este tema, que recoge armónicamente la tradición de la Iglesia al respecto hasta el s. XIII y la desarrolla en continuidad. La prioridad concedida al Doctor Angélico, así como la extensión de nuestra exposición, viene dada, sobre todo, porque todos los teólogos que participan en el debate hasta el P. Acosta dicen beber de Santo Tomás para sus diferentes elaboraciones teológicas.

El cuarto capítulo recoge las aportaciones de la primera Escuela de Salamanca, especialmente de sus principales representantes: Francisco de Vitoria, Domingo de Soto y Melchor Cano. Previamente dedicaremos algunas consideraciones a la enseñanza de Trento al respecto, que guía las conclusiones tanto de los salmantinos como de nuestro teólogo.

El quinto capítulo, por fin, es un comentario detallado de la respuesta de José de Acosta al problema de la necesidad de la fe explícita en Cristo para la salvación. El estilo literario del De procuranda, que no pretende ser un tratado académico, requiere que delimitemos los problemas que aborda, los argumentos que esgrime y quiénes son sus interlocutores en cada momento. Concluiremos nuestro comentario con una valoración de global de la respuesta de Acosta, destacando sus aspectos positivos frente a la solución de los salmantinos.

Debido a la extensión limitada de este trabajo, debemos ceñirnos a los temas tratados directamente por los autores comentados, por lo que se encontrarán ausentes de nuestro estudio algunos puntos muy importantes en la discusión teológica actual que tienen que ver con nuestro tema, como los de la relación entre lo natural y lo sobrenatural o el ya comentado de la mediación salvífica de la Iglesia. Con todo, al plantear las raíces de la controversia sobre la necesidad de la fe para la salvación, pretendemos fundamentar más sólidamente la reflexión actual necesaria sobre este tema, dando voz a un teólogo injustamente olvidado como José de Acosta, de cuya acción misionera, como estrecho colaborador de Santo Toribio de Mogrovejo, ha dependido, en gran medida, la evangelización del Perú y la configuración de la Iglesia en América.



[1] Cf. Ralph Martin, Will Many Be Saved? What Vatican II Actually Teaches and Its Implications for the New Evangelization, Grand Rapids (Michigan) – Cambridge: Edermans, 2012, p. 54; cf. Karl Rahner, S.I., «Ateísmo y "cristianismo implícito"», en: Facultad Teológica de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma, El Ateísmo Contemporáneo, t. IV: El cristianismo frente al ateísmo, Madrid: Ediciones Cristiandad, 1973, pp. 103-118.

[2] No nos resistimos a presentar un ejemplo de este cambio de perspectiva en la interpretación de la gesta misionera de San Francisco Javier. En el prólogo de 1952 de su obra San Francisco Javier. Itinerario místico del apóstol, León-Dufour proclamaba que «la epopeya de S. Francisco Javier continúa siendo, después de la de San Pablo, el prototipo de la vida del misionero aun del más humilde. Ha perdido, sí, su aspecto maravilloso; no queda ya mucho campo que desbrozar; pero aun así conserva su rasgo característico: el deseo apasionado de llevar la luz de Cristo a quienes no han recibido aún la Buena Noticia. Esta epopeya logra incluso ponerse de manifiesto, en el combate interior librado por Javier, el verdadero sentido y la naturaleza del apostolado en misión: las barreras que separan las civilizaciones ceden solamente ante los hombres espirituales en los que la gracia triunfa sobre el pecado» (Xavier Léon-Dufour, S.I., San Francisco Javier. Itinerario místico del apóstol, ed. Felipe Aguirre – Juan A. Irazabal, Bilbao – Maliaño (Cantabria): Mensajero – Sal Terrae, 1998, p. 9).

Para la edición de 1996 el autor escribió un nuevo prólogo, en el que el tono cambia radicalmente: «El primer obstáculo para un lector actual es la motivación que ha llevado a Javier a arrostrar enormes dificultades, pruebas innumerables y hasta la misma muerte. Sin duda, ardía en el deseo de llevar a lo lejos la luz y la paz de Cristo, pero lo expresaba como el deseo de convertir a las almas perdidas en las tinieblas de la idolatría. A sus ojos, los adoradores de ídolos estaban abocados al infierno. De ahí su prisa por enseñar las fórmulas de la fe y las oraciones; de ahí su frenesí por bautizar sin descanso. Su ideal parece confundirse con el de una cristiandad según el modelo europeo. De ahí su error manifiesto acerca de las diversas religiones: ¿Sakyamuni y Amida no son más que "puras invenciones del demonio"?» (Ibid., p. 11).

Es decir, el origen del deseo por llevar la luz de Cristo, que serían su idea de la incapacidad de las religiones naturales de dar la salvación y la necesidad de la fe en Cristo para conseguirla, parecen ser su «error manifiesto».

[3] Joseph Ratzinger, El nuevo Pueblo de Dios, Barcelona: Herder, 1972, p. 118.

[4] Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Lumen Gentium, en: Acta Apostolicae Sedis, 57 (1965), p. 20.

[5] Cf. DH, nn. 3866-3873.

[6] Cf. Francis A. Sullivan, S.I., ¿Hay salvación fuera de la Iglesia? Rastreando la historia de la respuesta católica, Bilbao: Desclée de Brower, 1999, pp. 11-12.

[7] Cf. Sullivan, ¿Hay salvación fuera de la Iglesia?…, p. 62; cf. Eduardo Vadillo Romero, «La mediación de la Iglesia para la salvación en la Cátedra salmantina de Prima desde Juan de la Peña a Francisco de Araujo», en: Archivo Dominicano, n. 16 (1995), Salamanca: Editorial San Esteban, pp. 311-339, aquí pp. 311-312.

En la medida en que el Aquinate defiende la suficiencia del bautismo recibido in voto(esto es, deseado), ya sea implícito o explícito, la cuestión que resta únicamente es la de la necesidad de la fe para la salvación (cf. STh III, q. 69, a. 4, ad 2: «remissionem peccatorum aliquis consequitur ante Baptismum secundum quod habet Baptismum in voto, vel explicite vel implicite»).

[8] DH 3872: «Nec votum implicitum effectum habere potest, nisi homo fidem habeat supernaturalem».

[9] Cf. Martin, Will Many Be Saved?…, p. 5.

MANUEL GIGANTO SE NOS FUE CON SANTO TORIBIO

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MANUEL GIGANTO SE NOS FUE CON SANTO TORIBIO

Gracias a su devoción por Santo Toribio, yo comencé –en 1991, con motivo de mi primer viaje al Perú- a recopilar material para lo que considero LA MAYOR COLECCIÓN DOCUMENTAL SOBRE SANTO TORIBIO en su casa de Tudela y que fructificó en sus dos monumentales obras.

Tuve la suerte de visitarle en dos ocasiones y siempre dedicamos horas a nuestro Santo. Claro que su opción por Villaquejida es incuestionable; lo que me queda es su pasión y fervor por el santo que le llevó a dedicarle miles de horas a recopilar material para dar a conocer su vida y obra.

Ofrezco mi oración por el eterno descanso de su alma y envío mi más sentido pésame a su esposa e hijos, especialmente mi gran amigo e hijo suyo, Josemari. Gracias a él, les puedo compartir una emocionada semblanza de su vida y su misión.


https://jabenito.blogspot.com/…/un-libro-giganto-de-santo-t…
https://jabenito.blogspot.com/…/manuel-giganto-completa-su-…
http://ietoribianos.blogspot.com/…/manuel-giganto-expone-50…
 

https://www.facebook.com/joseantonio.benitorodriguez?_

 

UNA VIDA DE PELÍCULA. SEMBLANZA A UN PADRE EJEMPLAR

Suele decirse que casi todo o buena parte de lo que somos humanamente se lo debemos a nuestros padres: aficiones, hábitos, valores, cualidades físicas... Incluso en la fe, al menos los primeros pasos. Nosotros hemos tenido la fortuna de haber nacido en una familia con fe y de la que somos deudores y debemos ser transmisores.

Manuel, mi padre, había pedido muchas veces a San José, patrono de la buena muerte, esa gracia. Y así se la concedió: estos últimos meses que ya no podía ir a la misa diaria, le traían la comunión diaria a casa. Incluso el último día, el sábado pasado 6 de abril, la mañana, comulgó semiconsciente. Después ya se fue apagando, sin dolores y sin medicación alguna, como una vela que se agota en el candelabro. Murió en casa a las 1:15 h de la madrugada del domingo 7, rodeado de mi madre y los cuatro hijos que estábamos rezando el rosario y otras oraciones. Conscientes todos del momento, aceptando con naturalidad la muerte que es un tránsito necesario para encontrarnos con Dios. ¿Qué mejor muerte se puede pedir a San José y a Santo Toribio? Sobre el pecho una estampa del Cristo de Villaquejida y otra de la Virgen. En el ataúd, además, una estampa de Santo Toribio y un rosario en las manos. 

 

Ahora nos toca pedir, por intercesión de Santo Toribio, que el Señor lo lleve pronto a su compañía plena en el cielo. 

Creo que sabes que mi padre tiene una vida de película: nació en una familia sencilla y con muy pocos medios económicos en Algadefe, pueblo próximo a Villaquejida. Con un tesón ejemplar, compaginando desde la infancia el trabajo y el estudio por las noches, fue saliendo adelante y ocupando profesiones de lo más variadas: delineante, gestor de seguros... capataz agrícola, perito agrícola, profesor del PPO, Director de la oficina de Empleo. Se casó con mi madre que era de Villaquejida, un pueblo a 8 km del suyo, y ahí descubrió a Santo Toribio cuyo ejemplo de vida le cautivó. Le sorprendió siempre la poca transcendencia que se le daba pese a la importancia que tuvo en la evangelización de América y en su transformación y desarrollo en todos los sentidos. 

Tenía cualidades singulares como la constancia. Escribió varios libros para enseñar Fruticultura (era profesor de esa materia en el PPO). Sus cursos por los pueblos y ciudades (años 60 y 70) eran un éxito y había que hacer selección de inscritos pese a que eran de 7 a 11 de la tarde/noche durante los cinco días de la semana y cinco meses seguidos. Siempre había médicos, secretarios de Ayuntamiento, monjes, monjas a las que el obispo libraba esas horas de la clausura y que querían también aprender. Con muchos mantuvo una amistad singular. Era habitual que en las inauguraciones y clausuras de los cursos estuvieran presentes los alcaldes, gobernadores civiles, obispos... Ya ves, era un caso muy singular y muy valorado en el PPO, tanto que tuvo trato personal con dos o tres ministros de Trabajo, incluso comiendo en su casa. Sin embargo, siempre rehusó ocupar cargos públicos en ayuntamientos u otras administraciones políticas.

En fin, una vida de película por múltiples motivos. Con 46 años, tras una operación en la columna vertebral que resultó mal, quedó tetrapléjico y desahuciado. Contra todo pronóstico médico (había docenas de frailes, monjes y monjas rezando por él) sobrevivió y se recuperó en gran parte. Quedó con muletas, dolores y otras molestias sin fin, pero vivo. Y ahí retomó con tenacidad el estudio de Santo Toribio además de la dirección de la Oficina de Empleo, la familia, la vida de piedad...

Este domingo, le tocó el último paso: el encuentro definitivo con el Corazón de Jesús, de quien era tan devoto. Ese Corazón tan inmenso que nos espera a todos y que debemos dar a conocer en este mundo tan necesitado de su Amor. 

Un abrazo grande. Que Santo Toribio nos ayude a seguir su ejemplo apostólico.

 

José María Giganto

 

 

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